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Reacción irracional en San Andrés

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24 de marzo de 2022 - 05:00 a. m.
¿Qué se gana con la caza de un tiburón que agredió a un turista? ¿Justicia? Por supuesto que no. De hecho es mucho el daño que se consigue. / Fotografía cortesía de la Corporación Coralina de San Andrés.
¿Qué se gana con la caza de un tiburón que agredió a un turista? ¿Justicia? Por supuesto que no. De hecho es mucho el daño que se consigue. / Fotografía cortesía de la Corporación Coralina de San Andrés.
Foto: Coralina-Cortesía
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La irracionalidad de lo ocurrido en San Andrés, luego de que un tiburón mordiera a un turista, se resume en un hecho: la sed de venganza de los habitantes de la zona terminó matando a un tiburón nodriza, que no solo era de distinta especie que el tiburón tigre motivo de la agresión, sino que es inofensivo para los seres humanos. No se puede reaccionar de manera despiadada sin entender que nuestra relación con los animales, seres sintientes, exige madurez y comprender que tienen derechos que merecen ser respetados.

La muerte del turista italiano después de ser mordido por el tiburón tigre fue trágica. Extendemos nuestras condolencias a su familia y a todos los afectados por lo que ocurrió. Empero, se trata de un hecho extraordinario que no había ocurrido antes en la isla de San Andrés y que es muy raro que pase en el mundo entero. A pesar de la mala fama que les ha generado Hollywood, los tiburones no son depredadores naturales de los seres humanos. Según datos recolectados por El Espectador, el riesgo de morir atacado por un tiburón es de 1 en 3,748,067. Cada año solo se reportan unos 70 ataques de tiburón en promedio.

Adicionalmente, es importante entender las causas de las agresiones. Los tiburones solo atacan cuando sus espacios son invadidos por los humanos. Es tan problemática la presencia de los humanos cerca de ellos, que, como acostumbramos a pescar en sus territorios, los hemos ido ubicando en peligro. Como le dijo Juan Manuel Díaz, asesor científico de Marviva, a El Espectador: “Cuando entramos al océano, ¿quién invade el territorio de quién? ¿Estos peces están invadiendo nuestro espacio o somos nosotros los que ocupamos un lugar por el que han transitado por millones de años?”.

A todas estas, ¿qué logró la ciudadanía al cazar a un tiburón que ni siquiera estuvo involucrado en la agresión del turista? ¿Se está reduciendo la posibilidad de un daño? Claro que no. ¿Se está haciendo “justicia”? Menos. Lo que sí se está logrando es seguir afectando animales fascinantes que nos ayudan al equilibrio de los ecosistemas, a combatir el cambio climático y a limpiar el mar gracias a que son carroñeros.

El miedo es entendible, así como el dolor que produce cuando una persona muere. Sin embargo, la responsabilidad que tenemos como personas es dimensionar lo que ocurrió y entender que los humanos estamos conviviendo con otras especies que tienen derechos adquiridos sobre el espacio y sus recursos.

Hacemos un llamado a las autoridades para que hagan valer las normativas ambientales existentes que prohíben la caza de tiburones y el maltrato animal. Como dijo la Corporación Coralina de San Andrés, es necesario el rechazo “a las acciones de maltrato a la fauna marina, pesca ilegal y violación de la zonificación del AMP. A través de redes sociales conocimos hoy el lamentable hecho de la pesca de un #TiburónNodriza, la [sic.] cual no representa ningún peligro para el hombre”. No puede fomentarse la violencia irracional en ninguna circunstancia.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.

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César(67121)25 de marzo de 2022 - 02:14 a. m.
La estupidez en su máxima expresión. ¡Tan malos y tan valientes esos bellacos enemigos de la vida! Debe aplicarse la ley y punto.
eudoro(79178)25 de marzo de 2022 - 12:58 a. m.
La infinita estupidez humana. Colosal cuando se evidencia diariamente que es el mayor depredador de la naturaleza.
Jesús(70968)24 de marzo de 2022 - 11:10 p. m.
Excelente editorial. Es una muestra de la ignorancia y el abuso humano hacia la naturaleza.
María(60274)24 de marzo de 2022 - 10:38 p. m.
Y lo peor es que tienen hijos y no se dan cuenta de que les van a dejar un planeta destruido.
Alberto(3788)24 de marzo de 2022 - 09:19 p. m.
Magnífico editorial.
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