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Guatemala vive un momento de incertidumbre luego de que los magistrados de la Corte de Constitucionalidad exigieran al órgano electoral suspender la oficialización del resultado de la primera vuelta presidencial. La medida se percibe como un intento de desconocimiento de un resultado que le es adverso al candidato oficialista y favoreció a dos socialdemócratas: Bernardo Arévalo, que llega de manera sorpresiva a la segunda vuelta, donde enfrentará a Sandra Torres, ex primera dama, que terminó en primer lugar. Se debe respetar el orden democrático en el país centroamericano.
Tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) como la Unión Europea habían desplegado Misiones de Observación Electoral. Por este motivo, y una vez se conoció la decisión de la Corte de Constitucionalidad, la OEA enfatizó en que “la importancia de sostener la referida integridad y el respeto de la expresión del pueblo por el voto es esencial para mantener la más plena confianza en los comicios por parte de la ciudadanía y de la comunidad internacional”. No puede ser de otra manera.
Ante los nuevos hechos, la OEA decidió que su misión de observación electoral vaya de nuevo a Guatemala para poder adelantar el acompañamiento necesario en este momento. Reconocidos abogados constitucionalistas y representantes de organizaciones de la sociedad civil han señalado a la Corte de Constitucionalidad por interferir en un ámbito que no es de su competencia. Vale la pena recordar que cinco de los magistrados de la Corte tienen cercanía con el presidente Alejandro Giammattei y otros políticos.
Ahí es donde radica uno de los principales problemas que padece el país centroamericano. El carácter autoritario que le ha impuesto Giammattei al país ha generado fuertes reacciones internas e internacionales frente a su ejercicio del poder. De hecho, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (CIDH) ubicó al país en su Capítulo IVb junto a Cuba, Venezuela y Nicaragua. La actuación contra integrantes de los medios de comunicación, como sucedió recientemente con el ilegal juicio y condena del periodista José Rubén Zamora, el enjuiciamiento a varios de sus abogados defensores, así como la salida del país de unas cien personas entre funcionarios judiciales, representantes de derechos humanos y periodistas, son motivos más que suficientes para desconfiar de las actuaciones de los órganos que están supeditados a la presidencia.
De momento, Bernardo Arévalo, por el partido Movimiento Semilla, se convirtió en la gran sorpresa al pasar a segunda vuelta con 12,25 %. Arévalo, socialdemócrata, ha encabezado el malestar de quienes desean un cambio urgente en el país por la corrupción rampante y niveles de pobreza de más del 60 %. “Hemos venido a defender la libre expresión del pueblo de Guatemala en las urnas; una libre expresión que hoy, los mismos de siempre, que le tienen miedo a la democracia, a la decencia, están empeñados en arruinar”, dijo. Su contendora será Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), con un 15,04 %, quien, a pesar de liderar un movimiento de centro-izquierda, ha comenzado a escorar hacia la derecha buscando el voto de los candidatos perdedores.
Es de esperar que este obstáculo se resuelva pronto, dentro de los cauces constitucionales, y el camino quede abierto para la segunda vuelta que se debe llevar a cabo el 20 de agosto.
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