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Vergüenza produce ver a los senadores dar maromas retóricas y apelar a leguleyadas para no asumir la gravedad de lo ocurrido con el subsecretario de esa institución, Saúl Cruz. Al parecer el poder burocrático de esta persona dentro del Parlamento es suficiente para que los líderes políticos del país quieran ocultar un acto de mala fe que es una agresión directa a la libertad de prensa en Colombia, y que puso en evidencia la sed que tienen varios senadores de quemar en la hoguera a un medio de comunicación incómodo por su independencia. Si esto no termina en su renuncia, la legitimidad moral del Senado se verá aún más afectada de lo que está en la actualidad.
Saúl Cruz llegó hace unos días indignadísimo a la plenaria del Senado a denunciar que lo habían “golpeado” con una cámara perteneciente al noticiero Noticias Uno y, posando de mártir, dijo que “yo no entiendo, si yo cumplo mi función”. Varios senadores, desde el Polo (Alexánder López) hasta el Centro Democrático (José Obdulio Gaviria y Thania Vega), pasando por miembros de Cambio Radical, la U y el liberalismo, expresaron su sorpresa. La senadora Sofía Gaviria, del Partido Liberal, propuso que no se le permitiera el ingreso a ningún periodista de Noticias Uno (¡!) hasta que se despidiera al camarógrafo involucrado.
Sólo que todo resultó ser una mentira con muchos rasgos de mala intención. En un video difundido por Noticias Uno el pasado fin de semana se ve a Cruz mover la cabeza hacia la cámara y luego reclamar por una agresión que no existió. Como dijo Cecilia Orozco, directora del noticiero, ayer en El Espectador: de no existir esa prueba, la cacería de brujas de los congresistas no hubiese terminado hasta que el periodista hubiera perdido su trabajo.
El senador Jorge Enrique Robledo pidió en plenaria la renuncia de Cruz. Varios senadores expresaron su indignación con la mentira, pero se desaparecieron a la hora de votar: sólo 17 sufragaron. El subsecretario envió una carta ofreciendo disculpas, pero diciendo que todo fue un malentendido. Ayer Álvaro Uribe, director del Centro Democrático, dijo en La W que “el señor Cruz es un hombre decente y si pide excusas honestamente yo no votaría por sacarlo del Senado”. Es decir, ya están listos para lavarse las manos y seguir adelante.
No es tan sencillo. Lo de Cruz no fue un simple error humano; lo ocurrido es precisamente una prueba irrefutable de su deshonestidad. Aún más grave, aprovechó su ridícula pantomima para estigmatizar a un periodista en ejercicio de su profesión. No es coincidencia que se tratase de un camarógrafo de Noticias Uno, un medio que ha denunciado en varias ocasiones la indebida influencia del subsecretario del Senado para apoyar a sus candidatos en elecciones claves de Colombia. Los senadores que salieron en su ayuda también demostraron cierto resentimiento con este medio.
Eso es una agresión a la libertad de prensa. Lo único que tenemos los periodistas es la confianza que construimos con el público a través de nuestro trabajo. Cuando nos estigmatizan y nos acusan, con mentiras, están afectando directamente la legitimidad de nuestra labor. Imagínense que no hubiese existido una grabación, Cruz se hubiese salido con la suya y Noticias Uno estaría en medio de una crisis mediática injustificada.
Todo lo anterior es más que suficiente para que se exija responsabilidad. No basta con unas disculpas. Sául Cruz debe renunciar y deben ser los senadores quienes, en vista de que no lo hará por su propia cuenta, le pidan hacerlo. De lo contrario, es necesario preguntar: ¿cuál es el miedo que le tienen?
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