Cuando a Herbin Hoyos lo secuestraron las Farc, en 1994, encontró inspiración en el horror. Hablando con Isabel López Giraldo en texto publicado por El Espectador, el periodista relató cómo se encontró con otro secuestrado quien le preguntó por su programa: “Comenzamos a hablar y cuando supo que era periodista me identificó, pues me escuchaba siempre, y me pidió que hablara como en la radio”. Por eso, 17 días después, cuando fue liberado, Hoyos utilizó su micrófono para hacer una invitación que cambiaría la manera en que Colombia se relacionaba con el secuestro. “Tengo la certeza de que los secuestrados escuchan esta emisora”, dijo. “El que tenga familiares secuestrados llame ya mismo y a partir de ahora los vamos a acompañar. Esa noche llamaron 22 personas al programa. El siguiente fin de semana otras 20, y así. En dos meses tenía una lista de casi 200 secuestrados. La primera base de datos de secuestrados en Colombia la hice yo”. Así nació Las voces del secuestro.
Durante 20 años, Hoyos utilizó los micrófonos radiales para servir de puente entre los secuestrados y sus familias. La lucha contra el secuestro se convirtió en su cruzada personal. Ante la inhumanidad de las Farc, los relatos de tortura, las extorsiones y el sufrimiento, Hoyos convirtió su voz en una apuesta por la dignidad. No solo eso. También organizó proyectos de acompañamiento y apoyo a familias y exsecuestrados, asegurando que recibieran toda la ayuda posible. Su trabajo fue esencial para organizar el rechazo nacional e internacional contra las Farc y contra los secuestros. Su crítica lo llevó a exiliarse en el 2009, pero nunca a desfallecer, incluso cuando los gobiernos nacionales veían su labor con sospecha.
Hoyos falleció esta semana, a sus 53 años, por complicaciones debidas al COVID-19. En Caracol Radio, Íngrid Betancourt contó la importancia de su labor: “Lo único que tenía cuando estaba en cautiverio eran esas voces de la radio. En serio, uno sentía que tenía la voz física de las personas. Era un shock emocional muy fuerte. Herbin decía “hermanos para siempre” y ahí acababa su programa. Eso no era carreta, él en serio lo sentía. Tanto así que nuestras familias sintieron que Herbin era un apoyo fundamental”. El presidente Iván Duque despidió al periodista refiriéndose a él como un “luchador incansable por la libertad y valiente denunciante de atrocidades del terrorismo. Su legado en contra del secuestro estará vivo para siempre”.
Durante el proceso de paz, Hoyos, en sus propias palabras, se “radicalizó”. Al escuchar que las Farc no pensaban reconocer los secuestros, sintió que “el Gobierno se va a prestar para esto y no lo vamos a permitir”. Por eso lideró campañas que buscaban derogar la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) e hizo fuerte oposición al reconocimiento político de los ex-Farc. Sin embargo, hace un par de semanas el Tribunal de Paz acusó a los comandantes de la guerrilla por crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad asociados a los secuestros. Al hacerlo, comparte la posición de Hoyos sobre los actos terribles cometidos por los excombatientes.
Más allá de las consideraciones políticas, la labor de Hoyos fue esencial en una época muy dolorosa para Colombia. Cuando la violencia insistía en destrozar el país, él le apostó a construir puentes con su voz. Decenas de miles de víctimas del secuestro lo llevarán por siempre en el corazón gracias a eso.
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