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Un metro atascado entre la política y las vanidades

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10 de marzo de 2023 - 02:00 a. m.
Queda la sensación de que las demoras y las peleas son una dilación para que el próximo alcalde o la próxima alcaldesa de Bogotá sea quien determine el futuro de obra.
Queda la sensación de que las demoras y las peleas son una dilación para que el próximo alcalde o la próxima alcaldesa de Bogotá sea quien determine el futuro de obra.
Foto: Cortesía
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Tantos problemas que tiene Bogotá, y la capital del país se va a seguir desgastando en el increíble debate sobre qué hacer con la primera línea del metro. Ya contratada, en vísperas de arrancar la construcción y con los mayores adelantos que hemos visto en la historia de una obra que parece maldita (aunque eso, hay que aceptarlo, no es decir mucho), continúa la discusión entre el presidente de la República, Gustavo Petro, y la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. Parece que el “Pacto de la Orinoquia”, como de manera rimbombante bautizaron ambos políticos el acuerdo de no agresión al que llegaron hace unas semanas, está destinado al fracaso por las diferencias que hay en los conceptos jurídicos. En el fondo persiste la pregunta: ¿por qué no permitir el metro elevado y más bien acelerar las próximas líneas, que pueden ser subterráneas? La respuesta puede estar ligada a la cercanía de las elecciones de octubre.

Un concepto de la firma Fajardo Abogados, contratada por el Distrito, es contundente: “No resulta jurídicamente viable modificar los objetos de los contratos estatales, no al menos en sus aspectos centrales, básicos o sustanciales (...) la reforma del contrato en esencia debe tener lugar en un nuevo contrato”. El problema es que en Presidencia tienen otros conceptos que dicen lo contrario. Uno realizado por la firma de abogados de Enrique Gil Botero, exconsejero de Estado, dice que la modificación a un metro subterráneo es necesaria y “determinante” por las “graves afectaciones” que hacerlo elevado le generaría a la ciudad. El cambio en el contrato, según este último concepto, es “viable o posible la aplicación de la cláusula excepcional de modificación unilateral de la relación contractual”.

La alcaldesa y el presidente mandaron mensajes en Twitter. La mandataria López dijo que los bogotanos pueden “tener la plena tranquilidad de que su metro se está haciendo, va avanzando y no se está parando. La primera línea del metro avanza”. El presidente Petro señaló que se contratará el concepto de abogados expertos en metros subterráneos. Hay una mesa jurídica convocada para la semana entrante, donde seguramente los desencuentros continuarán. ¿Por qué, por cierto, el Gobierno Nacional no ha pedido una consulta al Consejo de Estado, pudiendo haberlo hecho hace meses?

Queda la sensación de que las demoras y las peleas son una dilación para que el próximo alcalde o la próxima alcaldesa de Bogotá sea quien determine el futuro de la primera línea del metro. Una lástima, pues el Gobierno no solo busca atrasar esta obra, sino que en la pelea con la alcaldesa López ha condicionado otros proyectos importantes para la capital. Lo que nos arroja a una nueva campaña política centrada en torno a la primera línea del metro, su viabilidad y si se va a construir o no. Para cuando Bogotá tenga construida la primera línea de su metro, los problemas de movilidad serán tantos y tan diversos, que la inversión multimillonaria se sentirá inútil. La capital del país está en medio de la hoguera de las vanidades.

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abelio(4707)13 de marzo de 2023 - 01:34 a. m.
construir el metro de juguete que diseño el peor alcalde que ha tenido Bogotá en toda su historia, no solo es una torpeza sino también una irresponsabilidad con la ciudadanía, pues en la construcción de ese e adefesio de metro elevado no solo va a producir fenomenales trancones, sino que también los dueños de los predios que quedaron heridos de muerte con el transmilenio, quedarán valiendo basura
Camilo(v9l66)11 de marzo de 2023 - 03:01 a. m.
Cien o más años de Metro elevado encochinando la ciudad, merecen pensarse
Sigifredo(51538)11 de marzo de 2023 - 12:56 a. m.
A Bogotá le cayó la sal hace rato, desde que la eligieron capital de esta escombrera. Ello dio pie para que la provincia, especialmente paisa y costeña, comenzara a hablar del "centralismo cachaco" y para que, por medio de sus políticos, hicieran de todo para destruirla. Una ciudad capital sin metro por la mezquindad de los políticos. Peñalosa y Petro representan bien a esos ruines politiqueros.
HUGO(31598)10 de marzo de 2023 - 10:44 p. m.
Qué dice el Espectador sobre la expropiación de cientos de familia que deben entregar sus apartamentos a mitad de precio de mercado a la empresa metro para la construcción de las estaciones. ¿Dónde están los acérrimos defensores de la propiedad privada? El proyecto del metro elevado es una obra infame.
Axel(95385)10 de marzo de 2023 - 10:21 p. m.
Que editorial tan parcializado, o sea que hagan el metro, así sea una porquería, pues si el Gobierno Nacional quiere que quede bien, es sólo porque quiere ganar las próximas elecciones. Señor Director, ¿usted no ha visto el de Medellín?
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