Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Este ejemplo de convivencia y civilidad entre las partes, frente a lo que hasta hace unos meses parecía un pacto imposible de lograr, es una luz de esperanza en la resolución de situaciones similares en otras parte del mundo.
Como en toda negociación, con tantos intereses en juego, hay reacciones divididas frente a su resultado. Hay quienes sienten que llegar a un consenso luego de dos años implica cesiones para lograr un fin que, si bien no satisface a todos, permite pasar la página a una situación que pudo haber terminado en un grave conflicto bélico. Para otros, tanto a nivel interno como externo, no fue más que una concesión excesiva e ingenua con Irán, que tendrá graves consecuencias a mediano o largo plazo cuando ya no se pueda hacer nada al respecto.
¿Qué definió el acuerdo? Si la posibilidad de que Irán contara con el arma nuclear era cuestión de meses, en adelante y durante los próximo diez años Teherán necesitará al menos un año para construir la bomba. ¿Cómo saberlo? Se aprobó crear un estricto mecanismo de verificación mediante el cual los inspectores nucleares de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) tendrán acceso a todas las instalaciones civiles y militares. De esta manera, la posibilidad de que se venda gato por liebre quedaría, en principio, descartada.
El siguiente paso será llevar a la ONU el documento firmado ayer. Será labor del Consejo de Seguridad, que había aprobado las sanciones contra Irán unos años atrás, comprobar que los compromisos adquiridos se han cumplido y luego levantar las medidas impuestas. Si llegara a presentarse un incumplimiento por Irán, se prevé que se vuelvan a aplicar las sanciones. Otro de los temas más polémicos durante la negociación fue el correspondiente al embargo a las armas. Tan sólo Rusia, país interesado en suministrar armamento, apoyaba a Irán en su aspiración para que se pudieran adquirir de inmediato. La veda se prolongará por cinco años más, en especial ante el gran temor de que parte de las mismas terminen en las manos de Hezbolá o del gobierno sirio.
En lo político los más preocupados, y por distintos motivos, son los gobiernos de Israel, Arabia Saudita y los reinos sunitas del Golfo. Israel se ha opuesto con todo y ya lo calificó como un error histórico. De otro lado está la oposición republicana, que espera hundir el acuerdo cuando se decida su viabilidad en el Congreso en un plazo de dos meses. En caso de que llegara a suceder, aunque no es fácil que logren la mayoría de las dos terceras partes en ambas cámaras, el presidente Obama dijo que vetaría la decisión.
En materia económica habrá resultados inmediatos para Irán, en particular, y a mediano plazo para el mundo en general. Si en Washington se aprueba el acuerdo, son varias las empresas que espera comenzar a comerciar de inmediato con Teherán. No en vano Irán cuenta con la cuarta reserva petrolera en el mundo, 150.000 millones de barriles, y la segunda de gas natural del planeta. Con tan sólo conocerse la noticia, comenzaron a bajar los precios del petróleo. Sin embargo, el efecto real tardará algún tiempo en la medida en que la infraestructura iraní está muy atrasada y se requiere al menos un año para que se llegue a una producción del 60% de su capacidad.
Al anunciar la noticia, el presidente Barack Obama fue claro al decir: “el pacto no se basa en la confianza, sino en la verificación”. El presidente Hasán Rouhaní dijo a su vez: “ahora podemos centrarnos en los desafíos comunes”. Si hablando se entiende la gente, negociando con diplomacia se entienden los Estados. Ahora vendrá lo más importante: cumplir los acuerdos. Si se logra, el mundo será un lugar más seguro.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.