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El resultado en la primera vuelta presidencial en Argentina puso al peronista Sergio Massa, de Unión por la Patria (UxP), actual ministro de Economía, como sorpresivo ganador por encima del ultralibertario Javier Milei, de La Libertad Avanza, dejando por fuera a Patricia Bullrich, de la derechista Juntos por el Cambio (JxC). De momento, ambos candidatos comenzaron a buscar los votos de la derecha y del centro, así como de quienes lo hicieron en blanco, mientras JxC decide a cuál de los dos apoyará. A pesar de que la señora Bullrich, el domingo en la noche, cargó con todo contra el peronismo, habrá una división interna entre sus seguidores.
No es fácil explicar cómo en un país con una inflación del 138 %, donde los niveles de pobreza alcanzan al 40 % de sus habitantes y el Banco Central tiene sus reservas en rojo, el responsable de esos resultados haya sido la opción más votada. Hay dos respuestas que, según los analistas, permiten comprenderlo mejor. La primera es que el discurso del miedo económico caló en los votantes. Massa asustó a los cerca de 19 millones de personas que dependen del Gobierno a través del asistencialismo que llega a diversos grupos. Allí se encuentran pensionados y beneficiarios de planes sociales, además de cerca de cuatro millones de empleados públicos.
El candidato de UxP vendió la idea de que con Milei —que anunció la terminación de todos los programas sociales del Gobierno— o con Bullrich —y las restricciones de la derecha— habría un mayor empobrecimiento de la gente. De otro lado, visitó las provincias claves del país y movilizó a los grandes sindicatos, poniendo así en movimiento toda la maquinaria peronista que demostró que, cuando se empeña, logra milagros. La frase “vienen por todo, vienen por tus derechos” logró su cometido. De esta manera y con un 36, 7 % de los votos, Sergio Massa no solo demostró que el peronismo está vivo, sino que tiene opción de ganar en el balotaje del próximo 19 de noviembre. Como mencionó un analista, el candidato peronista triunfó como un gran maestro del equilibrismo político, sin hablar de la situación económica, ni de Perón, ni del kirchnerismo, ni del actual Gobierno.
Mientras tanto, su opositor, Javier Milei, terminó con un 30 % de los votos y debió morigerar su discurso. De prometer, con motosierra en mano, acabar con la casta —es decir, todos los que fueran vistos como pertenecientes a la clase política tradicional—, pasó a tender una rama de olivo a la derecha de JxC para vencer al kirchnerismo. Su propuesta de no emprender un cambio “con los mismos de siempre”, dolarizar la economía, cerrar el Banco Central y suprimir todos los programas sociales del Gobierno se debilitó entre las primarias de agosto y ahora. ¿Podrá este nuevo Milei —diluido, aliado con una parte de la clase política que criticaba y con un discurso más moderado— conservar a sus electores y atraer a los que necesita?
En el Congreso los peronistas se mantienen como primera minoría tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. JxC será la segunda fuerza y los Libertarios de Milei alcanzan una significativa representación. Adicionalmente, los peronistas obtuvieron un gran resultado en la provincia de Buenos Aires, determinante para triunfar a nivel nacional, con el triunfo del kirchnerista Axel Kicillof como gobernador, que le sumó un buen número de votos a Massa.
La gran incógnita es para dónde irán los votos de JxC. Los que apoyaron a Bullrich son en su mayoría antiperonistas, por lo cual se especula que sus votos vayan hacia Milei o se abstengan. Aunque Milei tratará de tender puentes con JxC, es difícil que en la derecha olviden que el candidato ultralibertario machacó de manera inclemente a Bullrich. Con este panorama, no es muy claro cuál será el resultado de las elecciones en Argentina, entre el desastre del continuismo con Massa y el salto al vacío con Milei.
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