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Una fiesta de la música

COMO ANTÍDOTO A TANTAS MALAS noticias que suceden tanto en el país como en el mundo, hay que destacar una muy buena: la del Festival de Música de Cartagena, que llega este año a su tercera edición con una programación de lujo compuesta por más de veinte conciertos, una serie de conferencias y varias exposiciones.

El Espectador

10 de enero de 2009 - 05:00 p. m.
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Muchos de estos eventos artísticos tienen un carácter laudablemente popular, ya que se realizarán en sitios públicos de los barrios de Cartagena, con entrada gratuita para que estén al alcance del pueblo, que así podrá disfrutar no sólo de la tradicional música tropical, sino también de obras de grandes maestros de la música universal, tocadas en vivo por conjuntos y solistas de renombre internacional. Igualmente, hay una oportunidad didáctica, ya que los artistas invitados compartirán sus conocimientos con músicos colombianos jóvenes, en clases maestras abiertas a estudiantes jóvenes y a maestros de música, y habrá talleres de reparación y mantenimiento de instrumentos musicales. Fuera de eso habrá un estímulo a la creatividad colombiana, con el estreno mundial de una obra de un músico nacional, escrita especialmente para el Festival.

Todo lo anterior concentrado en los diez días que dura el Festival, que recoge la antiquísima tradición de fiesta de las artes que viene desde los mismos griegos y romanos y ha culminado con los festivales de música famosos y menos famosos, como el de Bayreuth y el de Salzburgo, para no citar sino dos de los más conocidos entre centenares que todos los años y en todo el mundo concentran en unos pocos días las artes. En Colombia, y en la misma Cartagena, ya Guillermo Espinosa hace más de medio siglo había creado el único festival de música que ha existido en Colombia (en contraste con los magníficos festivales de teatro, los cuales ya tienen una tradición ininterrumpida de una veintena de años). Pero en esa época no hubo ni el respaldo ni el interés que caracterizan al que ahora tiene lugar.

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Esto es quizás lo más digno de elogio: el inmenso esfuerzo que implica crear un evento de este tipo, con la participación de artistas de categoría y exhibiciones de interés, respaldado no sólo por el público que ha llenado todos los conciertos, sino por la empresa privada, que muestra que cumple su función social de devolver, en la forma de cultura, las utilidades obtenidas en el medio en que desarrolla sus actividades. En otros tiempos eran monarcas y nobles los que patrocinaban la cultura, pero en eventos privados para ellos mismos. Su labor ha sido recogida en nuestros tiempos por las empresas que generosamente respaldan los actos culturales.

La necesidad humana de actos que eleven el espíritu ha fomentado la existencia de festivales en todo el mundo, en los que en unos pocos días se concentran importantes artistas que muestran las grandes creaciones de la mente del hombre. Por lo tanto, el que se haya tenido la idea de este Festival de Música de Cartagena es algo que a todos nos debe enorgullecer. Seguramente no ha sido una labor fácil, pero los frutos que se están recogiendo muestran que los esfuerzos de los organizadores han valido la pena. Los artistas extranjeros y nacionales que forman parte del Festival están viendo que sus trabajos han tenido respuesta y el público ha tenido un regalo artístico incomparable.

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Queda pues la satisfacción de ver que los tiempos escabrosos que corren no han hecho olvidar las actividades del espíritu sino que, por el contrario, ellas se desarrollan de manera impecable como para crear un pequeño rayo de luz en la oscuridad cotidiana de este duro país. En Cartagena, una de las más hermosas ciudades de América, se crea el marco estético que complementa las excelencias de un festival que corresponde a la vieja definición de lo que éstos son: una fiesta incomparable de las artes para deleite del espíritu y para que el espíritu cívico de los habitantes de la ciudad se llene de orgullo ante un evento que se puede mostrar como ejemplo para que lo imiten en todo el país.

Por El Espectador

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