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La agresión contra la decisión de la Corte Constitucional sobre aborto empezó en el lenguaje populista y ya va en amenazas de muerte. Después de recibir ataques a su legitimidad, incluso del propio presidente de la República, y de tener que soportar desinformación y mentiras en redes sociales impulsadas por candidatos en campaña, ahora los cinco magistrados que votaron a favor del avance en los derechos de las mujeres tienen un nuevo crítico público: un comunicado presuntamente enviado por las llamadas Águilas Negras.
No hay que ir muy lejos para ver las influencias de la hostilidad hacia los magistrados. Está en todas partes. El presidente Iván Duque llamó “atroz” la despenalización hasta la semana 24 de gestación. En la campaña política los ataques han sido aún más agresivos. David Barguil, precandidato presidencial por el Partido Conservador, dijo: “Defiendo la vida (...). Esto que se acaba de anunciar transgrede la vida y los valores de la sociedad colombiana”. Un candidato al Senado por el mismo Partido Conservador montó una valla, hoy sancionada por el Consejo Nacional Electoral, donde decía “Aborto = crimen. No más cultura de la muerte”, con fotografías de los cinco magistrados de la Corte Constitucional. Sara Castellanos, candidata al Senado por el Partido Liberal, dijo: “¿Cómo es posible negarles el derecho de nacer a millones de colombianos?”.
Podríamos continuar. Personajes de la farándula como Taliana Vargas se lamentaron porque la decisión empaña “nuestro raciocinio y nuestra humanidad”. Carolina Cruz publicó en su Instagram una imagen diciendo que el objetivo del aborto libre era poder vender órganos de los fetos abortados. El mensaje ha sido recurrente en intentar mostrar la decisión de la Corte como si fuera una atrocidad.
Por eso la carta de las Águilas Negras es tan lamentable, pues parece hacerse eco de todas esas mentiras, desinformación y violencia fomentadas en el debate público. En la misiva a los magistrados se habla, por ejemplo, de un supuesto cartel de venta de órganos de fetos abortados, algo por completo falso. Quienes buscan aterrorizar a los magistrados llegan a afirmaciones que no por irracionales dejan de ser muy preocupantes y merecerían, por tanto, un mayor y enérgico rechazo institucional: “Ustedes se creen dioses paganos. En este país no funcionan las leyes, sino las balas, porque así ustedes mismos lo han determinado. Ustedes son incitadores a la violencia, a la criminalidad, a la delincuencia, y si no quieren entender por las buenas, entenderán por las balas”.
La amenaza de la violencia debería, por lo menos, darles motivo de pausa y reflexión a quienes han decidido estigmatizar a la Corte y al movimiento feminista de Colombia. No estamos diciendo que Águilas Negras y movimientos conservadores estén aliados; por supuesto que no. Empero, el uso de las mismas palabras, las mismas mentiras y la misma indignación moral en la amenaza es un necesario llamado de atención. Tenemos que dar mejores debates, incluso en temas tan tensionantes. Tanto más en un país donde hay tanta predilección por la agresión y la violencia.
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