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Vuelve Ruven Afanador

A decir verdad, Ruven Afanador nunca se fue.

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El Espectador
24 de agosto de 2011 - 11:00 p. m.
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Su regreso a Colombia se hace, si acaso, en términos materiales, a través de las 80 fotos que desde hoy se exponen al público en Bogotá. Porque, a pesar de que viaje por el mundo entero buscando el retrato impecable de una persona —o personalidad pública, en la mayoría de los casos— y de que su asiento final sea el estudio que tiene en Nueva York, cada fotografía muestra al menos un detalle que revela ese lazo indisoluble que tiene con el país.

Una traición del subconsciente, tal vez. Una memoria perdida que pone de adorno en sus retratos a blanco y negro y que inmortaliza en ese sacrificio que suponen. Nada burdo, nada demasiado elocuente, simplemente eso: un detalle minúsculo que es casi invisible en ciertas ocasiones. “Hay múltiples formas de visualizar una misma imagen, pero siempre debe tener un mensaje personal”, dice, y lo dice en serio. Para Afanador es muy importante esta exposición porque evidencia un reencuentro consigo mismo, con su obra, con el entorno acaso maternal y filial que siempre ha representado su casa.

Es por eso que ha donado las ochenta fotos de la exposición al Museo de Arte Moderno de Bogotá. Un lujo en todo el sentido de la palabra, ya que la obra de Afanador es de talla mundial. Su fotografía de la moda se encuentra en lo más alto de los estándares de calidad y técnica artística. No son solamente la iluminación o la perfección casi neurótica de espacios y contrastes, ni tampoco la condición atemporal y perpetua que ostentan las fotos por estar hechas a blanco y negro; cosas que probablemente ya harían de Afanador un genio. Es mucho más. Es la narrativa impecable que hay en ellas, el desenmascaramiento de las personalidades, su piel humana al desnudo esperando el choque con el lente. Afanador se prepara mucho para tomar los retratos, estudia a sus modelos, los pone a jugar de humanos para sacarlos en fotos. Es por eso que su obra es perfecta, muy probablemente invaluable. Dentro de las 1.600 fotos que Afanador toma en un día, y de las cientos que se venden en revistas de tiraje mundial, nos regala 80 de ellas para nuestro disfrute.

Yo seré tu espejo… 80 retratos se inaugura el día de hoy en el Museo de Arte Moderno de Bogotá (Mambo), con una conferencia en la que el artista hablará de su experiencia y trayectoria como fotógrafo internacional. Ochenta fotografías de distintas épocas, cada una contando una historia: de la más antigua, tomada en 1989, a la más reciente, que tiene apenas dos meses. Caras de famosos a nivel internacional, como Al Pacino o Lenny Kravitz, acompañadas de personalidades nacionales, como García Márquez o Sofía Vergara, y también de algunos desconocidos, se verán adornando las paredes del museo. Una oportunidad imperdible para conocer, no a profundidad pero sí entrañablemente, la obra de este bumangués vitoreado alrededor del mundo.

El Mambo se da una oportunidad para refrescar su repertorio y convocar a una gran cantidad de gente. Los ciudadanos podrán conocer de cerca, ampliadas, como puestas para el análisis con lupa, las fotografías de la moda más codiciadas en el mundo. Será una ocasión de estudio, de deleite o de simple impresión por un vistazo echado, que es posible para todo público. Y por último, Ruven Afanador, el homenajeado, quien tendrá la oportunidad de quedarse en casa para siempre, inmortalizado a través de esos retratos que no envejecen nunca. Es la forma en que estrecha esa cadena que lo ata a Colombia, que no le permite desprenderse a pesar de vivir afuera hace ya 40 años. En este evento, como pocas veces sucede, todos ganan.

Por El Espectador

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