El año del Bicentenario

Nicolás Uribe Rueda
30 de diciembre de 2018 - 05:00 a. m.

No sé si le pasa lo mismo a los respetados lectores, pero a mí me entusiasma siempre empezar un año nuevo. No solo porque es el único momento real de reflexión respecto de la marcha general de las cosas en mi vida, sino porque también es la oportunidad para un nuevo comienzo relativo. Un año nuevo es la ocasión para recobrar las fuerzas que se agotaron con el paso de los meses y resulta liberador respecto de algunas de las cargas con las que camino, así esté consciente de que en breve deba volver a levantarlas. El fin de un año y el comienzo de uno nuevo es, cómo no, un momento de esperanza. Y para Colombia, me gustaría que en 2019 pasara lo siguiente:

Que al país le vaya bien en materia económica es una prioridad, y crecer por encima del 3,5 % es necesario. Debemos recuperar la confianza del consumidor y del inversionista, destinar con eficiencia los recursos públicos y liberar al emprendedor de tanto trámite que le impide crear empresa, formalizarla y generar riqueza para sí y para otros.

En materia de violencia, guerra y paz, confieso que tengo muchas expectativas: quiero ver la desmovilización funcionando para el guerrillero raso, la estrategia de erradicación y sustitución de coca dando resultados y a la Fuerza Pública neutralizando cabecillas de organizaciones criminales y bandas disidentes. Quiero al Eln hablando en serio, es decir, sin secuestrar, sin cometer atentados terroristas y sin realizar nuevos ecocidios. No quiero ni un asesinato más de líderes sociales, ni una víctima de minas antipersonales. A la JEP me gustaría verla cumpliendo su deber y no protegiendo a criminales incumplidos. Quiero ver al Estado de regreso en muchos territorios.

En 2019 quisiera ver fuera del poder a los gobiernos opresores de Maduro y sus secuaces, a Ortega y su mujer, y a Díaz-Canel, la cara nueva del viejo régimen. Venezuela, Nicaragua y Cuba no merecen padecer tanto oprobio por cuenta de estos déspotas. Me gusta ver a Colombia liderando nuevamente la defensa de valores democráticos en nuestro hemisferio.

Quiero que al gobierno Duque le vaya bien. Que tramite sin contratiempo su Plan de Desarrollo y que no se obstine por expedir normas, sino en hacer cumplir las existentes. Espero que siga liderando con carácter y que no renuncie a construir consensos nacionales en las principales áreas de gobierno. Confío en que no claudique en su empeño de gobernar sin mermelada y que transmita con resultados su estilo de trabajo.

En ausencia de mermelada, auguro que las elecciones de octubre serán las más limpias de los últimos 25 años y que alcaldes y gobernadores elegidos podrán representar una nueva manera de hacer política. Este 2019 será determinante para la credibilidad de las instituciones, y la lucha contra la corrupción debe tener resultados contundentes. Los políticos, pero también las cortes, jueces y fiscales, deben dar ejemplo en la materia.

El año del Bicentenario no solo debe ser una excusa para la reflexión, sino una oportunidad real para reconocer nuestros errores con espíritu de enmienda.

Ojalá también en 2019 la controversia política deje de expresarse a través del odio, la calumnia y el insulto, y quizá podamos debatir sin intercambiar acusaciones criminales. Ojalá para Colombia el 2019 sea un año bueno, uno que nos permita vivir mejor, volver a unirnos en medio de la diferencia.

@NicolasUribe

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