Sirirí

El Cauca, tierra de nadie

Mario Fernando Prado
08 de diciembre de 2017 - 04:00 a. m.

El otrora departamento de Cauca —el mismo que fue incluso el Cauca Grande— está en un peligroso proceso de desintegración territorial al cual poca atención se le está prestando.

Yo no sé dónde andan los otrora patriarcas caucanos, los políticos de esta región, los gremios y líderes empresariales, y la opinión pública, que no se han dado cuenta de lo que allí está sucediendo.

Lo último es la creación de un nuevo grupo guerrillero conformado por supuestos excombatientes de las Farc (¿?), una fracción del Eln y de las bacrim y la delincuencia común, que están asolando veredas y corregimientos con mensajes populistas adornados con secuestros y boleteos.

Si a lo anterior le sumamos la lucha por las tierras productivas para volverlas rastrojos por parte de los muy boyantes cabecillas indígenas, los incumplimientos del Gobierno con los pactos de carreteras, una clase política que ni raja ni presta el hacha amén del desempleo, la falta de salud, educación, vivienda y todo lo demás, nos encontramos con la tormenta perfecta para que se fracture irremediablemente el departamento.

No demoran en producirse las coaliciones entre los actores del conflicto que se repartirán el territorio ante la impotencia de los agentes del Estado, cuya fuerza pública no será suficiente para contener la avalancha energúmena de las gentes de bien que están secuestradas y chantajeadas en sus propias propiedades, que seguramente irán perdiendo con el correr de los días.

El panorama es triste y desolador. No se advierte una presencia real y efectiva de un Estado cada vez más debilitado. No hay inversiones públicas de gran calado. No hay empresarios privados que le apuesten al Cauca. La inseguridad volvió a sus carreteras. Las extorsiones son el plato del día. El comercio registra un triste resultado. El turismo está herido. En fin, el rosario sería interminable.

Las tierras de los ingenios y de los particulares han sido “picadas” para entregárselas a la tal “pachamama” y el más visitado centro turístico de la región, los termales de Aguatibia, hubo de cerrarse. Da pesar, pero el Cauca es tierra de nadie.

 

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