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El destino de la educación

Alberto López de Mesa
26 de agosto de 2020 - 12:28 a. m.

El cierre de centros educativos por la pandemia obligó a docentes y al alumnado a recurrir a las plataformas que ofrece la internet para suplir la formación ahora imposibilitada para la presencialidad . Pero la escala de reacciones ha sido distinta en la educación privada que en la educación pública, básicamente por el servicio que les ofrezcan a unos y a otros las empresas de comunicaciones, hablo de las redes de fibra óptica que determina que tan ancha son las bandas para la internet. De hecho en los centros educativos de barrios populares, ni los usuarios de los servicios educativos cuentan con equipos para recibir la educación virtualmente, ni los colegios cuentan con la infraestructura que requiere la emergencia presente, en el caso de Bogotá Colombia, la ETB durante las administraciones que valoraban lo público, se cualificó tecnológicamente y logró cobertura con tecnología de punta hasta en zonas tradicionalmente marginadas por los servidores privados Movistar y Tigo. Pero cuando el alcalde de turno procuraba su privatización, deterioró su desarrollo y frenó el auge que hoy hubiera sido de gran utilidad.

Aunque el asunto de la nueva realidad de la educación pasa por hechos humanos que trasciende lo tecnológico. Veamos:

Mi nieto Matías es neoyorquino, su abuela colombiana viajo en marzo a acompañarlo en la celebración de sus dos años de edad. Coincidió su estadía con la Pandemia y quedó atrapada, ventaja para él porque ya habían cerrado Montessori la guardería que eligieron sus padres. Y ella, no solo por su amor de abuela, sino por especialista en educación preescolar bien pudo cumplir tareas formativas típicas para párvulos. Una parte del verano se fueron a Texas dónde los otros abuelos, allí Matías en siete días aprendió a bucear y a nadar con habilidad de foca. Padres y abuelos encima de él, con toda la fuerza del cariño y el impulso de contribuir con saberes básicos en su desarrollo pleno. El chico reconoce y se relaciona con plantas y animalitos del bosque, recita el Renacuajo paseador de Pombo, sabe a quien habla en inglés y a quien en español. Se oficio en torno al niño una escuela de familia, que asumió sin aspavientos teóricos, las carretas de la “educación sin aulas” y “academias en casa”. En muchos casos se ha reproducido el mismo modo de educación desde el amor familiar. También se volvió a recurrir al tutor tan usual en las noblezas europeas y americanas en los siglos XVlll y XIX, recordemos que el adolescente Bolívar tuvo de tutor al librepensador Simón Rodríguez.

El asunto del cierre de instituciones educativas durante la pandemia se hace patético en los sectores populares, dónde los colegios públicos significan para los escolares de esas zonas, un remanso social, un segundo hogar indispensable no solo para formarse sino además para alimentarse de modo seguro, para aislarse de las malas tentaciones que rondan por las calles, de la posible instrumentalización por parte de la delincuencia. De este modo es inocuo pretender que tan contundente realidad se alcance a suplir por el camino virtual, ni siquiera alcanza lo semi presencial.

Obviando lo patético, vale la pena preguntarnos si la escuela pos Covid se arriesgaría a ofertar un servicio educativo que pueda seguir aportando habilidades sociales como antaño. El afecto entre compañeros, la solidaridad, incluso la competencia, habilidades sociales complementarias en una educación integra. Y que decir de la sensibilidad ecológica que se construía en las excursiones por regiones de los países, procurando el contacto con diversos fenómenos geográficos y naturales. El papel del arte en el fortalecimiento de la inteligencia emocional y el deporte como crisol de otros modos de relaciones sociales que significan la existencia y calidad de la especie. Poco de todo esto lo alcanza a suplir la clase virtual, que por su parte aporta otros lenguajes, , otras libertades y sobre todo múltiples recursos que agilizan la adquisición de datos y el logro de sistemas y maquetas de modo tridimensional si es preciso.

Es una encrucijada interesante para la nueva humanidad. Me pregunto por tipo de idoneidad que asegurará el profesionalismo de arquitectos e ingenieros de ahora. De hecho las maquetas hace rato que son juguetes rupestres que no usa nadie, si los programas de computador cuentan con el modo de reproducir en todas las dimensiones espacios y sistemas por ellos creados. Pero el contacto con los materiales. La valoración de los ecosistemas en cada lote a construir siempre exige un contacto con el material, que no lo suple la información topográfica que da una GPS. Ya no hará falta untarse del barro del terreno como nos lo enseño el maestro Salmona en su momento.

No crítico los caminos que han procurado las instituciones, al contrario confío en que la pedagogía siempre sabrá desempeñarse con conciencia del presente. Se trata de no dejarle todo a las empresas de tecnología digital para que lo humano se libere de quedar supeditado a la máquina.

Grande es el reto de la nueva educación que viviremos de aquí en adelante. Serán nuevos los modos de la docencia y nuevos los modos de ser estudiante.

 

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