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Notas de buhardilla

El fantasma de la reelección

Ramiro Bejarano Guzmán
03 de enero de 2021 - 03:00 a. m.

Son muchos los lugares comunes y las obviedades a las que se ha referido el subpresidente Duque en las entrevistas que ha prodigado a los medios gobiernistas, salvo por unas cuantas inquietantes perlas que ha dejado sueltas al mejor estilo uribista.

A Duque lo mortifica la prohibición de la reelección, bien en causa ajena o propia. O quiere labrarse el sendero para regresar a la Casa de Nari con la horda de burócratas que ha habilitado de estadistas —como Felipe Buitrago, Carlos Correa, Daniel Pacheco, Ernesto Lucena, Diego Mesa y, claro, María Paula Correa, la “zarina”, entre otros lagartos— o sencillamente, como es previsible, lo que se está tejiendo es una estrategia tramposa para permitirle a Álvaro Uribe la retoma del poder ya no a través de un títere, como en este cuatrienio.

Independientemente de la motivación, lo cierto es que el país no puede entender cómo un mandatario anda más preocupado por la reelección que por ponerle fin al holocausto de los líderes sociales, a quienes pretende proteger con la simpleza de que primero hay que acabar con el narcotráfico, como si su protección no fuese la responsabilidad prevalente del Gobierno, cualquiera que sea la circunstancia que los amenace. Es tan indolente esta actitud como la cínica justificación de por qué les subieron el salario a los congresistas, cuya mayoría ya de por sí estaba aceitada con prebendas clientelistas.

Pero volvamos a la sinuosa propuesta de la reelección que el precario universo de Duque, despojado del conocimiento de la historia y del derecho, explica con artificios. Según el aprendiz constitucionalista, hay que restablecer la reelección presidencial porque es contradictorio que quien ha sido presidente no pueda reelegirse pero sí lo hagan gobernadores y alcaldes.

Acostumbrado Duque a ver todo desde su unilateral perspectiva, no se le ha ocurrido que habría que analizar si conviene que gobernadores y alcaldes sean elegidos por voto popular y que puedan reelegirse, como hoy ocurre luego de transcurrido un período. Si hay algo que simbolice más la corrupción son gobernadores y alcaldes ungidos por la politiquería y apalancados por contratistas de departamentos y municipios. Duque es incapaz de contemplar que la solución al tema de la reelección, que dizque va a estudiar, pueda consistir en prohibirla para todos los funcionarios de elección popular, empezando por abolir la de alcaldes y gobernadores e inclusive limitando los períodos de los congresistas solamente a dos, para acabar con esos “feudos podridos” de los que hablara el presidente López Michelsen.

La elección de alcaldes y gobernadores, de la que se sienten tan ufanos los laureano-alvaristas, no se ha traducido en más democracia, tampoco en eficiencia administrativa y mucho menos en transparencia. Cuando Álvaro Gómez impulsó la propuesta para elegir alcaldes, todos se tragaron el cuento de que el líder conservador estaba abogando por construir espacios de participación ciudadana. ¡Qué va! Ese fue el señuelo, porque lo que en el fondo se acariciaba era poner en marcha una sofisticada táctica electoral para asegurar el dominio administrativo y político de las regiones a través de elecciones, llevando a las urnas a la población conservadora de zonas rurales y urbanas. Gómez no le estaba apuntando a la democracia —ese nunca fue su fuerte—, tampoco cuando propuso que el director de la Policía fuese un civil —como en los tiempos del nefasto y peligroso gobierno de su padre—, sino a adueñarse del poder municipal. El resultado no puede ser más catastrófico: en un porcentaje altísimo los burgomaestres y gobernadores son una camarilla al servicio de la corruptela de los gamonales y por eso muchos están tras las rejas o destituidos. Pero Duque parece no haberse enterado, pues está conforme con que ese estado de cosas inconstitucionales e ilegales se perpetúe por la vía de no derogar la reelección, que tozudamente quiere para su presidente eterno y para sí mismo.

Con su nadadito de perro, Duque ha logrado cooptar todo el Estado porque, además de su gabinete de perritos falderos y segundones sin brillo, hoy es amo de varios partidos políticos y de varias gobernaciones, como también del fiscal, la procuradora, el contralor, el defensor del Pueblo, a pesar de que, en contra de todas las evidencias, cínicamente lo negó. Satrapía del siglo XXI.

Adenda. La legalización del aborto en Argentina —el país del papa Francisco— abre camino en América Latina.

notasdebuhardilla@hotmail.com

 

rodolfo(24723)04 de enero de 2021 - 02:53 p. m.
y con programa de television propio, quien dijo castrochavismo, ¡vaya¡
Esteban(67504)04 de enero de 2021 - 02:51 a. m.
De Polombia con P mayúscula se puede esperar todo. Ya había elegido antes a un presentador como presidente como fue el caso de patraña. Ahora tiene un subpresidente que terminó de ridículo presentador de puta mierda porque eso es lo que ha hablado siempre en su programita pecueco de las 6 pm, que dicho sea de paso ya no lo ve ni la familia de él porque también los aburrió.
Eduardo(00883)03 de enero de 2021 - 11:35 p. m.
Gracias x sus “abran los ojos”, el del nadadito de perro a sabido untar mas mermelada q el del articulito y pensar q todavía faltan casi 2 años.....Feliz Año Dr Bejarano.
  • Imagin(14177)04 de enero de 2021 - 01:50 a. m.
    Las sabias palabras de Petro se hacen realidad, lo dijo muy claro en 2018, "si retorna la ultraderecha al poder, lo que se viene es la dictadura". Tal cual, hacia allá vamos, no con "nadadito de perro" sino a pasos agigantados. ¿Qué dirán aquellos que votaron en blanco dizque porque "no confiaban" en el líder de Colombia Humana? Qué pasará por sus conciencias después de tantas víctimas inocentes ?
Bernardo(31155)03 de enero de 2021 - 07:07 p. m.
El "nadadito de perro" se llama FASCISMO. Hablando de Gómez, nos conviene llamar a las cosas por su nombre porque de lo contrario, estratagemas frágilmente demócratas serán impotentes para contrarrestar el VENIMOS POR TODO del mayordomo del ubérrimo. Venían por todo y se han echado todo al bolsillo, pero...
Caminante(31598)03 de enero de 2021 - 09:02 p. m.
El señor Bejarano le achaca la corrupción a la elección popular de alcaldes y gobernadores y propone que sean nombrados ¿por quién? Por ese que él llama subpresidente? ¿Cabe aquí perfecto el cuento del esposo celoso que vendió el sofa? O hay que pensar en una movilización que remueva la base social y política para cualificar la participacion y elegir gobiernos representativos de la ciudadanía?
  • Imagin(14177)04 de enero de 2021 - 02:02 a. m.
    Anteriormente, aunque alcaldes y gobernadores eran designados por autoridades del nivel nacional, la corrupción no era tan desmadrada como se ve en la actualidad. Además, había quién respondiera (políticamente) por el descalabro que estos pudieran ocasionar. Hoy en día, nadie es culpable, y muchas veces el pueblo reelige a sus propios atracadores una y otra vez.
  • Graciela(lwvsg)03 de enero de 2021 - 10:02 p. m.
    Pienso que el Dr Bejarano se refiere mas a la reelección que a la misma elección, la verdad es que ha resultado nefasta para muchas regiones donde estos politicos corruptos han hecho de las suyas y se han hecho reelegir hasta 4 y 5 veces a punta de clientelismo y burocracia. Eso sin contar la arraigada costumbre de crear dinastias de poder influyendo en la elección de sus sucesores.
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