El Festival de Música Sacra

Manuel Drezner
27 de septiembre de 2018 - 02:00 a. m.

Llega a Bogotá el nuevo Festival de Música Sacra (el séptimo, para ser exactos), una iniciativa del mayor interés cultural y que incluye en sus diversas funciones ejemplos del repertorio religioso en varias manifestaciones, incluso la cristiana, la judía, el budismo y otras manifestaciones espirituales, lo cual convierte este evento no solo en algo de trascendencia artística sino también informativa.

El festival se desarrolla en diferentes puntos de la ciudad, en especial iglesias y museos y, de hecho, llama la atención que este año se haya decidido no emplear salas de concierto tradicionales como el Colón, el Santo Domingo y la Luis Ángel Arango, sino que la mayoría de los eventos están en centros religiosos y museos de la ciudad.

Serán más de veinte presentaciones en más de dos semanas, que culminarán con la interpretación en la Catedral del Réquiem de Mozart por la Filarmónica de Medellín y el Coro de la Universidad de los Andes. Pero habrá otros platos exquisitos, como ejemplos de la liturgia en el virreinato de la Nueva Granada; muestras de música tibetana, mongólica, africana y judía; muestra del canto llano tradicional; ejemplos del arte del coral en la obra de Bach y una versión en estreno para Colombia de la Misa en Re de Dvorak, por la orquesta y coro de la Universidad de Cundinamarca.

Agréguese a lo dicho músicas ancestrales indígenas de Colombia, música espiritual y zen, ejemplos de música hindú y el coro de la Fundación Princesa de Asturias, uno de los grupos corales más importantes de España, y se verá que este festival no solo es muy inclusivo sino que muestra cosas excepcionales que casi nunca se tiene la oportunidad de oír. Yo destacaría como algo de interés particular un concierto con flauta de pico (lo que usualmente llaman recorder) con música del compositor Jacob van Eyck (contemporáneo de Rembrandt), donde se verá que este festival es un auténtico acontecimiento musical.

Pero lo más notable es que todos los conciertos tienen entrada libre (hasta completar el aforo de cada lugar) y que está organizado en tal forma que prácticamente permite que el interesado pueda asistir a todos los eventos, todos los cuales tienen lugar en centros que vale la pena visitar y se puede ver la razón del entusiasmo de los aficionados a la música por este festival. Que sea el séptimo de una serie hace creer en la continuidad del evento y solo queda recomendarlo con todo el entusiasmo posible al melómano, que encontrará platos deleitables.

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