El fiscal no ha llegado y ya empezaron a joderlo

Felipe Zuleta Lleras
09 de febrero de 2020 - 05:00 a. m.

Estaba seguro de que la Fiscalía General de la Nación quedaría en buenas manos con la doctora Clara María González, secretaria jurídica de Presidencia, o con el entonces consejero presidencial para los Derechos Humanos, Francisco Barbosa.

Finalmente, el abogado Barbosa fue elegido por la Corte Suprema de Justicia como fiscal general de la Nación. Graduado de la Universidad Sergio Arboleda, con especialización, maestría y además un doctorado, entre otros estudios. Ha sido profesor por varios años y, si bien no soy su amigo, algunas amistades en común me hablan de sus calidades personales y profesionales.

La gran crítica que le hacen es que fue ternado por el presidente Duque porque es su amigo desde la universidad. A ver, amigos periodistas y columnistas, sean serios. ¿Querían entonces que el presidente Duque postulara a un desmovilizado de las Farc o a un amigo íntimo de Petro? Cojan oficio porque parece que no tienen más que hacer. Sí, tal vez joder por joder.

El hecho de que el presidente y el fiscal sean amigos no es ninguna causal de nada (en los impedimentos para hacer parte de la terna no aparece el de ser amigo del presidente), ni mucho menos da para que le presuman actuaciones irregulares a quien ni siquiera se ha posesionado.

No se sabe que el profesor Barbosa haya hecho nunca en su vida absolutamente nada indebido. Creo que no tiene ni una multa de tránsito. Pero sus detractores de oficio (sí, los mismos del señor presidente) ya presumen que va a llegar al cargo literalmente a delinquir.

Qué vergajada y qué mala clase la de algunos columnistas del país que se dejan obnubilar por sus odios y sus repugnantes egos. Por supuesto, el caso del doctor Barbosa no es ni el primero ni el último. A todos los fiscales, sin excepción, han tratado de joderlos. Y se los cobran por años.

Eso, claro está, quiere decir que hicieron bien su trabajo. Por ejemplo, el caso del exfiscal Alfonso Gómez, mi amigo, a quien le dejaron de hablar de por vida porque no les hizo el juego (con razón) a muchos de mis colegas periodistas. Una de las razones es que muchos periodistas se mueren de la rabia porque los fiscales no les dan chivas o no les protegen sus intereses. Así como suena. Por lo pronto, al nuevo fiscal le toca llenarse de paciencia, no caer en el cuento de sus detractores de oficio, no tomar decisiones de acuerdo con las redes, decidir siempre en estricto derecho, no ejercer su cargo para la galería y, por supuesto, combatir sin tregua los grandes problemas que afectan al país, entre ellos, por supuesto, la corrupción.

Le deseo al fiscal Barbosa toda la suerte en el desempeño de su nuevo cargo. Reitero, es un profesional serio, bien preparado, con una hoja de vida intachable y muchas otras cualidades y calidades. Suerte, señor fiscal.

Notícula. Y el procurador Carrillo sigue en campaña presidencial, aun cuando lo niega. Esta semana, nuevamente, en su rendición de cuentas se le vieron las orejitas al burro.

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