Obsesiones que nos desvían de lo importante:

El Galeón San José, un patrimonio de los colombianos para los colombianos y para la humanidad

Columnista invitado EE
16 de abril de 2019 - 09:44 p. m.

Por: Carlos del Cairo Hurtado*  

El caso del Galeón San José (GSJ) ha despertado, desde hace décadas, múltiples intereses donde se observan las más infortunadas actuaciones cargadas de pasión irracional de algunos seres humanos, quienes, a través de sus disparatadas posiciones e injuriosos inventos, desdibujan los propósitos de la cultura siendo esta la base para promover la paz, desarrollo social, ambiental y económico sostenible del país.

Estas infortunadas actuaciones que menciono dan la razón al Premio Nobel de Literatura Bertrand Russell: “El problema de la Humanidad es que las personas inteligentes están llenas de dudas mientras que los imbéciles están llenos de certezas”.

En días pasados el señor Juan Guillermo Martín, profesor en la Universidad del Norte, de Barranquilla, escribió una columna de opinión en El Espectador, difamando de quien escribe, de otros colegas y cuestionando al actual gobierno en relación con el manejo dado al GSJ.

Lo cortés no quita lo valiente y creo que la posición de silencio que he mantenido desde hace tres años, confunde mi prudencia y pertinencia con debilidad, y se toma como acto de temor y aceptación a los diferentes señalamientos injuriosos en contra de mi integridad y de mis actuales espacios laborales por parte del profesor-PhD Martín y su entorno más cercano, quienes me han expuesto al escarnio público en diferentes escenarios académicos, públicos y privados, situación, entre otras, evidenciada el 10 de abril de 2019 en este diario y el 5 de abril en el periódico ABC de España.

Es por esto por lo que recurro al derecho a la réplica y manifiesto que:

Admito públicamente que, como científico y arqueólogo, me propusieron comprometerme en la segunda expedición del estudio del Galeón San José consistente en un proyecto con altos estándares científicos y cuyo objetivo fue el de realizar una caracterización arqueológica no intrusiva del sitio.

Para la toma de la decisión de mi participación como garante en este proyecto científico, tuve en cuenta:

1. Consultar previamente con varios expertos nacionales e internacionales de centros académicos prestigiosos y organizaciones de talla mundial que propenden en la defensa del patrimonio cultural, quienes recomendaron que era mejor estar dentro que fuera de este proceso.

2. Mi participación se legitimó a través de un contrato de confidencialidad del que falsa e injuriosamente busca igual perjudicarme, entre otros enunciados, el bloguero español Jesús García Calero cuando publicaba, en su artículo del ABC, que yo habría percibido $48.000 USD, afirmaciones a las que además se suma la opinión mal intencionada del profesor Martín. Inclusive a partir de falacias y dobles morales, este bloguero español relaciona nombres de compatriotas suyos al lado del mío, quienes participaron en el proyecto científico del Galéon San José, pero con ellos no se ensaña como sí lo hace conmigo.

Extrañamente y en esa misma doble moral, el bloguero español tampoco hace alusión a lo que igual ya sabía en cuanto a la intervención e influencia directa que tuvo el profesor Martín en el 2014 en la redacción (teniendo pleno conocimiento de la totalidad de todo su contexto) del decreto 1698 que regula la ley 1675 de 2013 de patrimonio sumergido, inclusive el de la comercialización de objetos.  El objetivo de este Decreto es el de definir lo que es y no es Patrimonio Cultural Sumergido, así como los valores del contrato, en caso de haber intervención, y formas de remuneración al contratista, reconociendo el pago en especie con lo que no se considere patrimonio cultural de la Nación

Aquí hay un hecho real: Mientras el profesor Martín redactaba el decreto que permitía la venta de objetos patrimoniales, yo, Carlos del Cairo H., recomendaba que se garantizara la protección integral en una  intervención arqueológica.

Por esto, sorprendió que el profesor Martín admitiera públicamente estos hechos en su artículo de este periódico, del 10 de abril de 2019 (cinco años posterior a su actuación con el ICANH) cuando además para el mes de octubre de 2018 durante un foro sobre el Galeón San José en la Universidad Nacional, ante el desconcierto de los asistentes, exhorté al profesor Martín para que fuera honesto y admitiera su participación como co-autor de dicho decreto.

La grave justificación que el profesor Martín da públicamente es que fue engañado por el director del ICANH cuando redactó el decreto en mención. Si él fue víctima de “la trampa” que dice le tendieron, ¿dónde está la denuncia o demanda en tiempos (2014) ante este atroz hecho?  El profesor Martín no podría decir que no denunció estos hechos en aquellos tiempos por estar dentro de un proceso de confidencialidad, ya que el decreto e implementación de la ley es una disposición pública, una vez se oficializa.

El otro entorno del profesor Martín que llama la atención y agradece su actuación es la del poco transparente y autoproclamado veedor nacional del Patrimonio Cultural Sumergido, Francisco Hernando Muñoz, quien conociendo previamente el proyecto científico del G. San José, tuvo vínculos contractuales en 2016  con el ICANH y su actual director, Ernesto Montenegro (el galeón fue hallado en noviembre del 2015), prestando sus servicios para desarrollar un proyecto sobre un tema de alto impacto del patrimonio subacuático en Cartagena de Indias. 

Es incomprensible por qué igual que el profesor Martín, este veedor oculta por cerca de tres años y no devela públicamente su relación laboral con el ICANH. ¿Será que el Dr. Montenegro también le tendió una trampa?  Prueba de dicha actuación, al igual que la del profesor Martín, reposa en el ICANH.

A pesar de todo ello,  lo que más preocupa  es cómo el señor Martín esgrime el desesperado argumento, sobre promesas incumplidas por parte del actual Gobierno Nacional, y demerita la posición actual de la vicepresidenta de la República, Marta Lucía Ramírez, quien recientemente expresó:Nuestra Historia y el legado de nuestros antepasados no terminarán convertidos en bienes para negociar por anticuarios, coleccionistas ni cazatesoros del mundo entero (…) El San José es un patrimonio de los colombianos y para los colombianos”.

Por lo anterior es incomprensible que esta posición de Estado, que responde a la legitimidad de la defensa del patrimonio, no sea del gusto del profesor Juan Guillermo Martín ni del bloguero Jesús García Calero pues curiosamente no celebran esta histórica posición. Aunque puede entenderse en el caso de este último.

Precisamente estas equívocas posiciones son las que infortunadamente nos desvían a todos los colombianos del verdadero camino por recorrer: propender en la formación de  profesionales para la gestión y protección del Patrimonio Cultural Sumergido, que lideren procesos académicos de alta envergadura y que no se dejen  envolver por falsos profetas patrimoniales, ni por cazatesoros, ni por obsesivos irracionales que intentan por ejemplo sabotear iniciativas de protección y formación en patrimonio cultural sumergido.

A pesar de todos los ataques, celebremos que el Galeón San José es de todos los colombianos y de la humanidad y que ningún objeto se venderá. Así mismo, hay un llamado a apoyar al Gobierno a tomar la mejor decisión en este caso, en el que prevalezca el interés público sobre el patrimonio cultural. Y será a través de la formación de masa crítica sobre el tema, por ejemplo, a través del único programa de posgrado en América Latina sobre Patrimonio Cultural Sumergido, como se garantizará no desviarnos del camino.

* Arqueólogo con experiencia en arqueología subacuática. Antropólogo U. Nacional. Master en Antropología de la U. de los Andes. De la Beca Erasmus Mundus, Master en Historia de la U. Sorbona (Francia); en Patrimonio de la U. de Padova (Italia) y en Gestión del Patrimonio U. de Evora (Portugal). Candidato a Doctor Universidad Paris 1.

 

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