El Imperio Contraataca

Columnista invitado EE
22 de marzo de 2017 - 02:34 p. m.

Por: Tatiana Andia*

Como en la saga original de la Guerra de las Galaxias, en episodios anteriores el ministro de salud Alejandro Gaviria (considerado para muchos un Master Yoda experto en el arte de “llevar la contraria”) y su equipo de Jedis del Ministerio de Salud ganaron una serie de batallas en materia de regulación farmacéutica que buscaban preservar los recursos del sistema de salud. Para hacer un breve resumen, Yoda y sus Jedis controlaron los precios de más de 800 medicamentos, crearon un instituto de evaluación de tecnologías en salud (el IETS), expidieron una regulación para el registro sanitario de los medicamentos biológicos y otra para la regulación de precios de medicamentos basados en su aporte terapéutico, instauraron una política de transparencia radical, y retaron la propiedad intelectual en el conocido caso del medicamento para el cáncer Glivec de Novartis. 

Algunas de las batallas fueron más sangrientas que otras, pero en el agregado estos avances no solo optimizaron el gasto público en medicamentos, sino que convirtieron a Colombia en referente internacional en política farmacéutica y en un modelo a seguir para otros países en vías de desarrollo. El único problema es que precisamente por esto Yoda y sus Jedis se convirtieron en un visible enemigo global del Imperio farmacéutico. Por eso en este episodio de la saga el Imperio ha decidido contratacar con todo su armamento, en una estrategia que busca desmontar uno a uno los logros del ministro Gaviria y lograr que por fin deje de llevar la contraria.

El contrataque del Imperio farmacéutico incluye amenazas de demandas internacionales, múltiples demandas nacionales y un fuerte lobby ante instancias internacionales como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y el USTR (la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos). El año pasado Afidro, el gremio de las multinacionales farmacéuticas, demandó ante la Corte Constitucional los artículos de la ley del Plan Nacional de Desarrollo que buscan hacer que los precios de los medicamentos sean proporcionales a los resultados en salud que producen. Sin embargo, en un fallo que Afidro considera ambiguo, la Corte preservó el mecanismo regulatorio siempre y cuando no limite el derecho fundamental a la salud.

Pero el Imperio no se rinde. Este año el mismo Afidro demandó ante el Consejo de Estado el decreto de biológicos con el que el gobierno busca aumentar la competencia en el mercado de estos medicamentos, que son los más costosos y que se usan para tratar enfermedades como el cáncer o la artritis reumatoidea, entre otras. Simultáneamente Novartis, la compañía productora del medicamento Glivec para el cáncer, amenazó con demandar internacionalmente a Colombia por incumplir el acuerdo bilateral de inversión con Suiza. Esa demanda no se ha materializado, pero en su lugar la compañía demandó ante el Consejo de Estado la resolución a través de la cual el Ministerio de Salud declara ese medicamento de interés público y también la circular a través de la cual la Comisión Nacional de Precios de Medicamentos le reguló el precio.

Finalmente, Afidro, junto con su contraparte global PhRMA, se han embarcado en un fuerte lobby para influir en la admisión de Colombia a la OCDE. Afidro y PhRMA argumentanque las políticas de los Jedis del Ministerio de Salud generan un precedente de inestabilidad jurídica y crean un ambiente de incertidumbre para las compañías internacionales. Así mismo, PhRMA solicitó al USTR que incluya a Colombia en la lista de países que representan una amenaza para las compañías farmacéuticas globales. Colombia ya ha estado en esa lista, pero este año PhRMA, citando el enfrentamiento entre el ministro Gaviria y Novartis por el precio del Glivec, pide que se priorice la acción contra el país y que se haga una revisión extemporánea del caso colombiano por parte del USTR.

No cabe duda de que el Imperio contraataca. Es vital defender los logros conseguidos por los Jedis en arduas batallas durante los últimos 4 años. Dichos logros son particularmente importantes hoy, cuando el país ha decidido apostarle a una Ley Estatutaria en salud que promete cubrir y pagar con recursos públicos todos los medicamentos que no estén expresamente excluidos. 

*Profesora de sociología de la Universidad de los Andes

 

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