El “macías”

Columnista invitado EE
18 de agosto de 2018 - 05:00 a. m.

Por Juan Felipe Carrillo Gáfaro*

Dudé mucho si valía la pena escribir esta columna. También dudé si merecía dedicarle tiempo a escuchar las palabra del senador Macías durante la posesión presidencial. Luego de haber leído una gran cantidad de columnas de opinión al respecto, entendí que no sobraba atizar un poco más el tema teniendo en cuenta la agresividad discursiva del presidente del Senado. Entre todo lo que alcancé a observar en los diferentes medios de comunicación, lo que mejor resume lo sucedido es la caricatura de Matador: un tímido y casi arrinconado Duque escucha las prosopopéyicas burradas de alguien que quiso autodefinirse como una especie de “macías” de la sociedad colombiana. En particular, me gustaría hacer énfasis en dos frases del discurso que no podemos dejar pasar.

Primero, ¿qué quiso decir el senador cuando agradece a Uribe “por haber salvado a Colombia de la inviabilidad”? Es difícil hacer una interpretación correcta sobre el uso exacto de la palabra “inviabilidad” en relación con el contexto descrito. Pero más allá de la mediocridad del texto, se esconde una terrible visión fascista de la sociedad: la idea de que una sola persona salve un país. Para no ir muy lejos, y sin entrar en comparaciones excesivas, en 1932 Goebbels argumentaba en su discurso “La tormenta está por venir” que la única persona que podía “salvar” a Alemania era Hitler. Así, expresar abiertamente que sin esa especie de ser supremo estaríamos muy mal, en lugar de reconocer el trabajo cotidiano de todas las personas honestas que se levantan a diario a construir país en medio de las ocurrencias de los políticos de turno, es una ofensa a la sociedad colombiana. Es importante dejarle claro al “macías” que lo único que nos puede salvar es dejar la discursiva guerrerista centrada en cultos a la personalidad e intentar, como lo menciona Duque con cierta angustia, “unir a nuestro país”.

Segundo, el senador espera que Duque saque “a Colombia del socavón en que la recibe”. Una vez más, en un fallido intento literario, el autor del discurso nos quiere hacer creer que el suelo se ha hundido en nuestro territorio y que todo el país, a excepción quizás del Centro Democrático, ha caído en un hueco del cual debe ser rescatado. Pero más allá de la oquedad discursiva, da tristeza ver la débil argumentación utilizada para defender esta idea. Se trata exclusivamente de una argumentación basada en cifras negativas, cuyo único fin es desvirtuar de forma tajante los aciertos de Santos en otros escenarios, evitando dar a toda costa una visión más equilibrada de la realidad nacional.

No soy un experto, como bien lo hacen en la revista Dinero, para identificar cuáles de las cifras presentadas en este discurso son ciertas y cuáles no, ni tampoco para decir a ciencia cierta cuáles son exclusividad del gobierno de Santos y cuáles son el fruto de malas herencias dejadas por otros gobiernos. No obstante, sí puedo afirmar que la estrategia de los políticos de argumentar sus éxitos (o los fracasos de los demás) por medio de cifras es una prueba fehaciente de mediocridad argumentativa y de una incapacidad latente para profundizar los temas más allá de lo que digan los números.

Por ejemplo, no se trata de saber, como lo menciona el senador, si los “delitos sexuales se incrementaron en un 319 %” o si hay “cerca de medio millón de niños en grave riesgo de quedarse sin alimentación escolar”. Si esas cifras son ciertas, se trata de saber qué se dejó de hacer o qué no se hizo bien para llegar a esa situación, y qué se podría hacer para remediarla. Los que hemos tenido la oportunidad de trabajar en las instituciones del Gobierno conocemos el afán que tienen los políticos que nos representan por mostrar resultados. Muchos de ellos hacen de sus discursos un “copie y pegue” de cifras, cuyo objetivo final es sólo quedar bien. Ojalá algún día podamos escuchar la palabra de verdaderos estadistas donde no sólo prime la buena argumentación, sino también una visión compartida de país donde, como otrora lo afirmó Benjamín Herrera, “la patria esté por encima de los partidos”. Una visión que piense en las personas y no en los intereses personales de los diferentes “macías” que dizque han venido a salvarnos.

* Consultor e investigador en educación de la University of Education, Freiburg (Alemania).

 

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