El mediocre año que pasó

Salomón Kalmanovitz
04 de marzo de 2019 - 05:00 a. m.

El DANE reveló tardíamente datos del crecimiento económico del año 2018 que ajustó a un 2,7 %, al tiempo que revisaba el resultado de 2017 de 1,8 % a 1,4 %. La institución estadística revela fallas de gestión que tienen que ver con su carencia de independencia frente al poder ejecutivo y su inadecuado financiamiento, algo que debe remediar por presión de la OCDE. El DANE debiera tener la misma autonomía de la que goza el Banco de la República.

Los datos revelan una recuperación del consumo que crece cerca del 4 % y que se desdobla así: el del Gobierno aumentó casi 6 % y el de las familias, 3,5 %. Es natural que después de casi cinco años de penurias los hogares estén dispuestos a gastar más, pero el factor decisorio fue el gasto en personal del Gobierno. El gasto público para el 2019 puede aumentar gracias al buen resultado de Ecopetrol, pero el balance fiscal va a ser negativo por haber reducido impuestos en vez de elevarlos en la llamada ley de financiamiento.

Según Fedesarrollo, el déficit fiscal este año será de 3,9 % del PIB, cifra preocupante que mantiene el desahorro del Gobierno frente a un panorama financiero internacional incierto, por decir lo menos. Las calificadoras de riesgo le mantuvieron la nota a Colombia en BBB estable, gracias a la recuperación de los precios del petróleo, pero está a un solo paso de BBB-, con el cual puede perder su grado de inversión.

La formación de capital también obtuvo una recuperación pues creció 3,5 %, pero sobre una base revisada de su peso en el producto. Se pensaba que estaba rondando el 27 % del PIB durante los años dorados de la bonanza minero-energética, para ajustarse al 23 % cuando se recalculó con un índice de precios más reciente. La inversión en nuevos bienes de capital solo aumentó 1 %, el resto siendo aumentos de inventarios.

Las exportaciones crecieron menos que las importaciones, reduciendo el crecimiento económico: la resta de los dos rubros durante 2018 fue -7 % y con tendencia a empeorar en el último trimestre del año, a -11 %. El Banco de la República proyecta que en 2019 el déficit en cuenta corriente será de casi 4 % del PIB, lo que vuelve a mostrar que la economía colombiana gasta más de lo que produce, diferencia que el resto del mundo debe financiar. El monto es similar al déficit fiscal, lo cual no es accidental: el Gobierno se endeuda para gastar más y el exceso de gasto se manifiesta en mayores importaciones.

Para la industria, el crecimiento durante 2018 fue de 3,2 %, después de varios años seguidos de contracción. Agricultura creció 2 %, después de un excelente 2017, aunque antes de eso sufrió junto con la industria de una larga y aguda enfermedad holandesa, que es cuando las bonanzas revalúan la moneda y financian la penetración importadora. La recuperación de los precios del petróleo está revaluando el peso que ya se acerca nuevamente al nivel de $3.000 por dólar que abarata las importaciones.

La construcción residencial y de oficinas aumentó 1 %, mientras que las obras civiles terminaron en terreno negativo, consecuencia de los escándalos de Odebrecht que acá tuvieron pocas consecuencias. Durante el cuarto trimestre, hubo un repunte de la construcción residencial de 4,4 % que las autoridades esperan se profundice, pero quien se pasee por los barrios residenciales de todas las ciudades del país verá por doquier el ominoso aviso “Se vende”. El crecimiento intertrimestral fue de 0,6 %, que proyectado para el año 2019 sugiere un pobre 2,4 %.

 

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