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El mortal individualismo en tiempos de pandemia

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Juan Manuel Ospina
29 de abril de 2021 - 03:00 a. m.
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La fuerza de la solidaridad, tantas veces invocada y tan raramente vivida, adquiere un nuevo sentido ya no como un mero atributo o “adorno ético” personal, sino como condición de supervivencia individual y social en estos tiempos. La pandemia nos ha desnudado la fragilidad del individuo, del egoísmo personal y ha reivindicado, en medio del temor a una amenaza agazapada, que natural y culturalmente somos seres sociales que solo nos realizamos y sobrevivimos como especie en la interrelación humana.

La modernidad, con su carga de individualismo y racionalismo, exacerbó el orgullo humano hasta llevar a las personas a considerarse corazón y razón de ser de la vida, donde manda su bienestar hedonista con un único límite: el deseo o la ambición. Los humanos como pequeños dioses caprichosos y coronados por “la diosa razón”.

Pero llegó la pandemia y desnudó nuestra fragilidad como personas y de nuestro hábitat social, corroído por el egoísmo y el inmediatismo que lo priva de la potencia del propósito compartido, dejándonos a merced de lo imprevisto, de lo intrascendente, del pequeño horizonte de vida, enconchado en su amurallado y seguro mundo personal. Y todo esto, en medio del temor y la zozobra alimentados por la presencia de la muerte, exactamente lo contrario a una pseudocultura que buscaba borrarla del escenario de la vida individual.

Las fuerzas naturales se han hecho sentir para recordarnos que la razón no manda. Por ello, no solo nuestra vida biológica y social se encontró confrontada, amenazada por el virus que en días atropelló los ordenamientos sociales preexistentes e hizo aflorar mil y una grietas en el cuerpo de sociedades que en buena medida se mantenían en pie por la fuerza de una rutina que el COVID-19 volaría en mil pedazos.

La vacunación avanza y el virus no cede, mutando a versiones cada vez más violentas mientras que la esperanza humana le apuesta a la capacidad de la razón puesta en la ciencia, con el arma de una vacuna desarrollada en tiempo récord y frente a la cual se dan dos posiciones antagónicas. La de quienes se resisten por razones no sustentadas –muchas de carácter religioso o de un primitivo espíritu libertario—, y la de su polo opuesto: ver en la vacuna la varita mágica que nos permitirá volver a nuestra realidad, al mundo anterior a la pandemia, “a lo de antes”.

Y con ello, se les dice adiós a las medidas de prevención, aprendidas por la humanidad a lo largo de siglos para contener las plagas y ahora la pandemia. Con una ilusión negacionista pretenden regresar a las viejas rutinas y olvidan que allí está el bicho, al acecho, presto a aprovechar el menor descuido para atacar. Indudablemente en esta lucha a muerte la vacunación universal es necesaria pero no suficiente.

Y es allí donde el comportamiento social marca la diferencia. No es un mero hecho fortuito que países con culturas como las confucianas, con una disciplina social probada, hayan salido mejor libradas, como es el caso de Taiwán: solo once fallecimientos en un año de pandemia.

En Occidente, Colombia incluida, mandan la indisciplina y la inconciencia social; como consecuencia, la epidemia conoce nuevos picos de contagios y muerte. La irresponsable pretensión es volver a una vida social o de familia normal que, junto con la inocente reunión con los amigos de siempre, constituyen las principales ocasiones de contagio, pues al estar en confianza y desprevenidos, se olvida que el virus está suelto y al acecho. Él sí no baja la guardia.

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DAVID(rv2v4)29 de abril de 2021 - 09:45 p. m.
No somos como Taiwan, ni mucho menos ni parecidos. Se te olvida Ospina, que todavía hay personas, entre nosotros, que viene de generaciones autóctonas de vieja data. Es decir: los indígenas, y para más desgracia, les metieron en la cabeza basura mística los catequizadores que no se bañaban pero morían en olor a santidad...¿Que tal?
  • María(60274)29 de abril de 2021 - 10:09 p. m.
    Indígenas? los curas son los violadores, no los indígenas.
Atenas(06773)29 de abril de 2021 - 08:38 p. m.
Y pa qué ponerle tanta música a una gran verdad sabida, aquí y en Titiribí: el innato individualismo d la especie, a pocas vueltas un mecanismo propio d reacción mecánica ante los avatares d la vida. La admirable historia de Grecia, con Atenas como eje central, y ahora la pandemia, lo hacen d nuevo resaltar. Y así va la especie, d tumbo en tumbo, en lenta y esperada evolución. No me angustio.
  • María(60274)29 de abril de 2021 - 10:42 p. m.
    Y los culpables directos de esta hecatombe son los que votaron su voto al votar por el pendejo que tenemos de presidente o sea que usted no tiene derecho a hablar bobadas porque usted votó por "él".
Pedro(86870)29 de abril de 2021 - 04:04 p. m.
La modernidad y el capitalismo señor J.M. Ospina son así como nos lo enseño Max Weber. Pero esto va más allá de esa lectura que usted hace. Colombia, es medianamente occidental. El país es premoderno y manejado por un expresidente troglodita e ignorante con mentalidad de finca. Ojalá aquí hubiera siquiera capitalismo
Pedro(86870)29 de abril de 2021 - 03:52 p. m.
Yo pienso que contrario a lo que opina Juan Manuel Ospina, no es la gente, es el egoísmo y el inmediatismo que está demostrando este gobierno autista, desconectado del mundo de la vida social. Lo que destapa esta pandemia en términos muy precisos es la incapacidad de este gobierno para ejercer sus funciones... la irresponsabilidad de la gente contará en algo, pero es menos. hay qué manisfestarse
María(60274)29 de abril de 2021 - 09:00 a. m.
Excelente columna. Tal cual. Y los más soberbios son los que no sobreviven, mire a EEUU y Brasil, con líderes autoritarios y ciegos y mire en Colombia a Antioquia, los más rezanderos y los que se creían los más inteligentes y los más berracos y que pese a estar a puertas de un ver muertos en las calles, se resisten a ver la realidad. Bogotá está demostrando que es mucho más inteligente.
  • María(60274)29 de abril de 2021 - 10:16 p. m.
    Luz Amparo, por eso se necesita que el gobierno suelte plata a la gente, pero de verdad, pero los antioqueños con su cultura soberbia tampoco contribuyen, gente sin tapabocas, en aglomeraciones y no por el paro, porque la gravedad en que se encuentra Antioquia viene de hace días o sea que el paro nada tiene que ver aquí, eso se verá en 10, 15 días, pero los antioqueños si son muy estúpidos.
  • María(60274)29 de abril de 2021 - 10:13 p. m.
    Luz Amparo, el paro no es el culpable de la situación en que los hospitales se encuentran en Antioquia en este momento, ha sido el mal manejo que el gobierno y gobernadores le ha hecho a la pandemia. Los gremios médicos están cansados de pedir una cuarentena de 14 días y no lo han hecho por no invertir en la gente y seguir ganando como siempre los mafiosos del GEA. Y la gente no se cuida tampoco.
  • Luz(21075)29 de abril de 2021 - 08:34 p. m.
    Obviemos lo de petrismo, cree que la gente salió ayer a paro desconociendo los motivos? Solo pregunto. Ahora ese individualismo aflorado en la pandemia lleva a este tipo de pensamientos. Creer que la gente no tiene motivos para estar inconforme, salir a la calle porque? probablemente tiene asegurado vivienda y comida, pero le puedo asegurar que salud no la tiene, así tenga medicina prepagada.
  • María(60274)29 de abril de 2021 - 11:17 a. m.
    Benito y soy de Medellín para su información, pero tengo cerebro para ver las cosas reales, no cuentos, ni imaginaciones, ni pienso con el deseo.
  • María(60274)29 de abril de 2021 - 11:16 a. m.
    Ah, Benito a usted le faltó ver la parte donde los televisores volvieron a su lugar, aquí puede ver el video de la segunda parte de la que por lo visto, usted no se enteró: https://www.youtube.com/watch?v=Dyn-oQMK33g&ab_channel=Kienyke
  • María(60274)29 de abril de 2021 - 11:13 a. m.
    Benito, es que es tanto el descontento que ni una pandemia nos detendrá.
  • Nepomuceno(40301)29 de abril de 2021 - 11:01 a. m.
    Bogotá y el petrismo demostró ayer "que es mucho más inteligente", si como no. Salieron como moscas ayer (y como moscas caerán en 15 días). Ni sabían porque protestaban y a la primera oportunidad a saquear tv de 50 pulgadas (son cultura de tv). La rolita de Mar resulto que es petrista porque le tiene bronca a Medellín y la gran diferencia de calidad de vida que le saca a Bogotá.
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