El país de “Epa Colombia”

Felipe Zuleta Lleras
23 de febrero de 2020 - 05:00 a. m.

Esta semana vimos a la influencer Epa Colombia ante la justicia penal para responder por tres delitos que, en mi criterio, no son menores: perturbación del transporte público, daño en bien ajeno e instigación a delinquir con fines terroristas. No seré yo quien juzgue a esta señorita, pues no conozco el proceso ni soy juez. Lo cierto es que ella aceptó cargos y ahora, a través de su abogado, dice que no tiene la plata para resarcir al Estado por los daños que, recuerde usted, ascendieron a $1.200 millones.

Ella ha logrado no sé cuántos seguidores haciendo, literalmente, vulgaridades. Es, en mi opinión, una mujer irrespetuosa, anarquista y bastante ordinaria. Pero, claro está, lo más sorprendente es que tenga 821.000 seguidores en Instagram. Como dicen popularmente, entre gusto y gusto no hay disgusto.

Sería muy mal mensaje para la sociedad que Epa Colombia no vaya a ser enviada a prisión si es que esa es la pena que le corresponde. Todos la vimos destruyendo la entrada y las máquinas de una estación de Transmilenio. Estaba muerta de la risa, dando un pésimo ejemplo de lo que no se debe hacer.

Hemos de estar muy jodidos en este país desde que la señorita Daneidy Barrera haya logrado ser tan “importante” en las redes. Algunos dirán que eso hace parte de la libertad de expresión y eso no lo discuto. Sin embargo ese derecho tiene, como mínimo, el límite de la decencia (que no parece ser una de las cualidades de Epa).

Pero claro está que en un país en donde el fallecido Popeye tenía cientos de miles de seguidores en Twitter, no es extraño que Epa sea importante en ese mundo virtual. Colombia no puede ser el país de Epa Colombia. Tiene de lejos cosas mejores que eso: escritores, músicos, deportistas, artistas, etcétera.

Volviendo al mundo virtual, hay que decir que cada vez refleja menos la realidad. Se equivocan quienes creen que el mundo es Twitter, Facebook o Instagram. Y lastimosamente entre los que perdieron el norte se encuentran muchos colegas y amigos míos. Hablando de periodistas, precisamente en estos días Luis Carlos Vélez dijo en un trino algo que me sonó mucho: “Colombia, afortunadamente, es mucho más de lo mal que nos comportamos en redes. El mundo fuera de Twitter es mucho más optimista”. Totalmente cierto.

Notícula. Se ha generado, no sin razón, un gran debate frente a la ponencia presentada por el magistrado Alejandro Linares sobre el aborto. He escrito sobre este tema en varias oportunidades defendiendo el derecho a las mujeres de disponer de su cuerpo. Pero quiero referirme a la filtración de la ponencia. Me dicen que no fue el doctor Linares sino uno de los magistrados que se oponen al aborto, precisamente para generar la polémica y ponerle presión a la Corte Constitucional.

La majestad de la justicia es mucho más que filtrar proyectos de sentencias. El magistrado que hizo eso está dándoles gasolina a los que, irrespetuosamente, le dicen la Corte Prostitucional. ¡Ojo con esos magistrados!

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