El papa y Lula: dos líderes, el mismo sueño

Beatriz Miranda
18 de febrero de 2020 - 02:00 a. m.

 

La semana pasada, el sumo pontífice hizo una exhortación apostólica postsinodal denominada Querida Amazonia. En el documento, el papa reitera que la Amazonia se muestra al mundo “en todo su esplendor, su drama y misterio” y recuerda el sínodo realizado en Roma en 2019, cuyo texto fue titulado Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral.

En “Querida Amazonia” el papa enumera sus cuatro sueños: “Una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida. Que preserve esa riqueza cultural donde brille de modos tan diversos la belleza humana. Que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas. Comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos”.

Pocas horas después ocurría el esperado encuentro entre el papa Francisco y el expresidente de Brasil Lula da Silva, con la intermediación del presidente Alberto Fernández. Su primer viaje después de dejar la sede de la Policía Federal en Curitiba.

Una reunión privada de aproximadamente una hora, en la Casa de Santa Marta, residencia oficial del papa en el Vaticano. Un encuentro entre dos líderes, ambos voceros del sur global que de distintas formas sueñan con un mundo mejor, menos desigual, con una Amazonia protegida y respetada, con un planeta sostenible. Finalmente, un papa Francisco sencillo y auténtico recibía a un Lula visiblemente emocionado y grato por sus oraciones y por la carta enviada cuando estuvo encarcelado.

Lula estuvo acompañado por Celso Amorim, exministro de Relaciones Exteriores de Brasil, y sus dos abogados. La conversación entre los dos giró alrededor de temas como el hambre, la desigualdad y el medio ambiente, pues según el expresidente: “Uno de los principales animales en extinción es el ser humano, sobre todo el pobre. Si todos los seres humanos tuvieran la decisión del papa, se podrían encontrar soluciones más fáciles”.

Lula afirmó que hacía mucho quería comentarle al papa sobre las políticas de combate a la desigualdad en el mundo y la campaña contra el hambre en Brasil —Fome Zero—, la cual obtuvo buenos resultados. Felicitó al papa por su agenda, por suscitar debates y temas nada sencillos, pues las fuerzas opositoras son muchas. Demostró el deseo de reunirse con gobernantes de todo el mundo para tratar el tema de la desigualdad y felicitó al papa por el encuentro con los jóvenes en Asís, Italia, cuando se discutirá sobre la posibilidad de una nueva economía mundial, regida por otras reglas.

El papa le dijo a Lula que le agradecía su gesto, ir hasta Roma para encontrarlo, y que se alegraba mucho al verlo caminando por las calles. Es importante recordar que Lula está libre, pero no absuelto de los cargos jurídicos que se le han imputado. Sin embargo, en su corta estancia en Roma, Lula aprovechó el tiempo para encontrarse con políticos italianos vinculados al segmento centro izquierda y líderes sindicalistas, admiradores de los cambios sociales que hizo en Brasil.

De este encuentro, una imagen permanecerá en la memoria histórica: el momento en que el papa Francisco bendice a Lula. Ojalá se haya fortalecido espiritualmente para afrontar todo lo que aún vendrá, que no desista de luchar por un mundo más justo y fraterno y que todos los ángeles lleven este canto de esperanza y libertad a Brasil.

 

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