El POT y la sabana de Bogotá

Columnista invitado EE
25 de julio de 2019 - 05:00 a. m.

Por Andrés Ortiz Gómez*

La sabana de Bogotá fue declarada de interés ecológico nacional por la Ley 99 de 1993. Sus suelos fértiles son apropiados para la agricultura y ella alberga importantes ecosistemas de humedales, bosques y cerros. Sin embargo, el crecimiento poco planeado de la sabana ha ocupado a la fecha más de 27.000 hectáreas de este importante territorio.

Lo ideal sería que no hubiera más crecimiento, que Bogotá y los municipios aledaños mantuvieran sus perímetros urbanos. La realidad que debemos afrontar es otra.

Sólo en Bogotá, entre 2005 y 2018 se registró un crecimiento poblacional por nacimientos menos fallecimientos de 1,1 millones, según registros del DANE. Para el 2031 proyectamos que este crecimiento sea un 45 % menor. A esto se suman 486.000 habitantes adicionales por migración (asumiendo una acelerada disminución en la tendencia de los 80.000 venezolanos que llegaron el año pasado). En conjunto, este crecimiento poblacional generará 436.000 nuevos hogares al 2031.

Adicionalmente, los 7,2 millones de habitantes, preliminarmente contados por el DANE en 2018, disminuirán su tamaño de hogar de 2,9 habitantes por vivienda en 2019 a 2,5 en 2031. Esto, sin crecimiento poblacional alguno, generará 439.000 hogares adicionales. En total, por crecimiento poblacional y disminución del tamaño del hogar, se esperan 875.000 nuevos hogares.

La discusión de evitar o no el crecimiento sobre la sabana de Bogotá se tuvo en el 2000, prohibiendo la extensión de la ciudad hacia el norte. A pesar de ello, el crecimiento sucedió, más lejos y ocupando un área mayor. Entre 2005 y 2016 se urbanizaron 19.500 hectáreas de sabana en baja densidad, más de media Bogotá, aumentando los tiempos de desplazamiento, las emisiones y los costos de infraestructura.

Lo que el ordenamiento define es dónde y cómo se debe dar el crecimiento. En la propuesta del Plan de Ordenamiento Territorial buscamos que se dé cerca a los lugares de trabajo, los hospitales y los colegios, el transporte público masivo y ocupando la menor cantidad de suelo posible para respetar los ecosistemas y la sabana.

Por eso priorizamos en el POT la renovación urbana en la ciudad. Y, para asegurar una oferta adecuada de vivienda que garantice que los precios dejen de subir como han venido haciéndolo históricamente, complementamos la renovación con proyectos de expansión densos en los que más de la mitad de las viviendas son subsidiadas, en los que duplicamos los estándares de espacio público frente a la ciudad existente y en los que implementamos las mejores prácticas para garantizar que los bogotanos tengan una mejor ciudad que garantice calidad de vida.

No es una decisión popular; sería más fácil decir que no creceremos y seguir expulsando bogotanos a la sabana, y plantearnos unas metas muy altas de redesarrollo y reactivación de la ciudad existente. Sin embargo, el crecimiento es un tema que tenemos la responsabilidad de afrontar y la responsabilidad de ordenar, para garantizar el cuidado de la sabana de Bogotá y que todos los habitantes, especialmente los de menores recursos, puedan tener calidad de vida.

* Secretario distrital de Planeación.

 

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