El que primero termine en el suelo

Mauricio Botero Caicedo
23 de septiembre de 2018 - 08:30 a. m.

Un agudo analista observaba que las guerras comerciales —en las que cada contrincante suele escalar las sanciones que impone la contraparte— se parecen a los desafíos que practican algunas fraternidades: dos estudiantes se ponen a consumir trago y pierde el primero que termine en el suelo. La alegoría del duelo etílico es oportuna, ya que en la guerra comercial que hoy libran EE. UU. y China, muy seguramente alguno de los dos terminará en el suelo.

Según un informe del diario El País de España, “Donald Trump pasa de disparar bolas de goma a utilizar munición real en el litigio comercial con China. La Oficina de Comercio Exterior de Estados Unidos formalizó este lunes, a menos de dos meses de las legislativas, la entrada en vigor de un arancel del 10 % a una lista de 5.745 productos chinos valorados en US$200.000 millones. Junto a las tarifas que ya están en vigor, las sanciones afectan la mitad de las importaciones anuales de China. Y la Casa Blanca amenaza con más, hasta cubrirlas en su totalidad. Pekín ha reaccionado este martes anunciando nuevos aranceles a bienes estadounidenses por valor de 60.000 millones de euros. Ese 10 %, que entrará en vigor el próximo día 24, se elevará hasta el 25 % el 1° de enero si el gigante asiático renuncia a modificar sus prácticas, criticadas por Trump incluso desde antes de llegar a la Presidencia de la primera potencia mundial. ‘Más aún, si China adopta represalias sobre nuestros agricultores y nuestras industrias, pondremos inmediatamente en marcha la fase tres, que implica sanciones adicionales sobre otros US$267.000 millones en importaciones’, advirtió en un comunicado el presidente”.

Y si bien ambos jugadores van a terminar mal, es muy probable que sea China la que termine en el suelo. Y la razón es que China exporta a EE. UU. no solo una cifra superior (US$347 mil millones) a aquella que los estadounidenses exportan a China, sino porque el modelo chino está sustentado en las exportaciones. Además, el universo de productos chinos que compran los estadounidenses es relativamente fácil de sustituir. A la inversa, los que más van a sufrir en EE. UU. son los agricultores, pero el gobierno de Trump ha aprobado apoyos masivos para morigerar los efectos nocivos en el sector.

La parte más deplorable es que en estas guerras comerciales, a la hora de la verdad, es que el que termina pagando la cuenta es el consumidor y, en cuestión de pocas semanas, las tarifas y los aranceles les serán trasladados. Pretender que la inflación no va a aumentar es pueril.

Apostilla: aparte de felicitar al ministro Carrasquilla por la forma inteligente con la que sorteó la pretendida moción de censura promovida por la izquierda radical, es oportuno preguntarle al nuevo magistrado del Consejo Nacional Electoral, Luis Guillermo Pérez, ¿cuánto ha ganado el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, que él presidía, en demandas contra el Estado? ¿De esas sumas qué porcentaje repartió entre las víctimas? De los ingresos del Colectivo, él, ¿con cuánto participó? ¿Figuran estas cifras en su declaración de renta? ¿Cuál fue el papel de Pérez en el caso de Mapiripán, en donde se pagaron indemnizaciones por falsos testigos? La razón de la pregunta, aparte de la trasparencia que debe tener todo magistrado, es el hecho de que somos los contribuyentes los que terminamos pagando dichas indemnizaciones.

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