El “testamento” del testigo Pizano en caso Odebrecht

Cecilia Orozco Tascón
14 de noviembre de 2018 - 07:15 a. m.

La última vez que el ingeniero Jorge Enrique Pizano me envió un mensaje, en realidad un doloroso resumen de sus preocupaciones, fue el lunes 5 de noviembre. Extraño, porque era fin de puente festivo cuando todos a quienes los periodistas llamamos, desconectan sus celulares. El ingeniero también me había escrito el sábado 3, comienzo de los días de descanso. Más raro aún, pues, si bien teníamos una comunicación fluida cuando logré romper su desconfianza, no era tan frecuente por la cautela que él se había impuesto en la etapa amarga que precedió a su muerte. Mi respuesta al contenido del texto del lunes fue espontánea: “¡Qué horror! Es un resumen tenaz”, le dije, y le pedí una entrevista pese a que sabía que detestaba las publicaciones de prensa que calificaba de deshonestas y sesgadas. En contraste con la extensión de sus escritos anteriores, me contestó lacónico: “yo te aviso”. Le insistí: “te llamo la semana que entra”. Esta vez solo obtuve silencio del otro lado de la línea. Tres días después, el jueves siguiente, me paralicé cuando supe que acababa de morir de infarto, según se difundió en redes y medios.

Las ideas se atropellaron en mi mente, único espacio en que guardaba el secreto compartido con el periodista Iván Serrano, de Noticias Uno, sobre las grabaciones de audio y la entrevista, en cámara, que Pizano le había dado tres meses antes, bajo la promesa de mantenerlas en reserva absoluta. Únicamente teníamos permiso de publicación si se presentaban dos eventos: su salida del país, protegido por otro Estado, o su muerte. ¿Por qué impuso esas condiciones? Porque creía que los documentos que había reunido en su trabajo de controller —auditor financiero de obra— de Corficolombiana, socia de la brasilera Odebrecht en el consorcio Ruta del Sol II; y las denuncias sobre lo que allí ocurrió y que formuló ante su empresa, ante el asesor jurídico de esta, Néstor Humberto Martínez, y, años después, ante los organismos judiciales incluida la Fiscalía, ya dirigida por el propio Martínez Neira, lo habían puesto en riesgo de perder la libertad o la vida. La primera, por motivos que no se relacionaban con la supuesta conducta ilegal que un fiscal subalterno le atribuía; ni con el cáncer que padecía, en cuanto a la segunda.

Iván y yo nos sujetamos con fidelidad al pacto sin imaginarnos que quedaríamos liberados de nuestro compromiso en tan poco tiempo. El lunes pasado, a 8 días de su mensaje del 5 de noviembre, a horas de su desaparición y del todavía más trágico fallecimiento de su hijo Alejandro, de 30 años de edad, sucedido en el mismo lugar y semana en que había muerto repentinamente su padre, Noticias Uno honró su palabra: en su emisión se incluyeron, además de la respuesta del fiscal Martínez, los apartes más importantes de la entrevista del ingeniero en que explica que empezó a grabar cuando supo que necesitaba tener pruebas de su comportamiento porque intuía que iba a ser traicionado. Añadimos 9 minutos de una de sus grabaciones.

Hoy creo que es mi deber ético transcribir —aunque parcialmente— las reflexiones que, a modo de testamento, Jorge Enrique Pizano dejó en mi teléfono, probablemente sabiendo que yo las publicaría. Estas son algunas: “A quienes nos opusimos a Odebrecht, como Andrade (y yo), no saben cómo acallarnos. A Andrade, cada vez que abre la boca, le imputan un cargo. A mí no han podido imputarme nada del (contrato ) Tunjuelo - Canoas: no saben qué más inventarse ya, con testigos y fiscales investigados por fraude procesal... NHM, quien era mi amigo de hace 30 años, ahora —según el fiscal Zetien le ha contado a mi abogado— ha dicho en los comités del fiscal (que) «jodan a Pizano». Es claro que yo, desde el 2010, al mes que llegué a la concesionaria, descubrí que estaban pagando facturas sin soporte y se lo advertí no solo al Grupo sino a su abogado NHM. Así fue en informes no solo de esa fecha, sino más directos y con pruebas desde el 2013 hasta el 2015, pero Aval no hizo nada. Basta con mirar los pliegos de cargos de la SIC. Una estrategia: el 25 de enero de 2017, Carrillo (sale) a decir que (yo) era de Odeberecht en una «típica maniobra de silla giratoria» y a los cinco días me llega carta de la Fiscalía a interrogatorio. Todo muy extraño, todo orquestado. El 10 de noviembre de 2017 la junta directiva de la concesionaria compuesta por Odebrecht y Corficolombiana me manda una carta diciendo que se me terminó el contrato (de controller) y a los días me llega la citación para imputación (de cargos de la Fiscalía) para el 13 de diciembre, de un contrato cuyos pliegos (de licitación) fueron definidos antes de mi llegada (a la EAB); no evalué las propuestas; no estuve en la audiencia de adjudicación y ¡NO firmé el contrato! Esa audiencia no se realizó (porque), como sabes, tengo cáncer —linfoma folicular grado 3—. No querían que hablara de lo que pasó en la Ruta del Sol. Pero hablé en el tribunal (de arbitramento) entre la ANI y la concesionaria. Allí me preguntaron (los árbitros) que «si había cumplido mi tarea de controller». Muy sarcástica la pregunta. Pues presenté todos mis informes de las irregularidades. Esto fue en enero de 2018. (Pero desde entonces) nadie ha hablado de mis declaraciones… ¡Me dejaron sin trabajo, enfermo e investigado!”.

 

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