El viacrucis del presidente

Felipe Zuleta Lleras
14 de abril de 2019 - 05:00 a. m.

Con ocasión de la Semana Santa que arranca hoy, Domingo de Ramos, bien vale la pena que hablemos del presidente de la República y la cruz que ha venido cargando desde que asumió, el pasado 7 de agosto.

Duque no encontró un país como Suiza. Los problemas que estaban ahí ciertamente no son de fácil solución. No voy a hacer, como lo hizo en la posesión de Duque, el manual de agravios del senador Macías.

Pero tampoco puedo desconocer que el presidente ha tratado de manejar con su talante liberal unos chicharrones muy grandes, como se dice popularmente.

Creo que los problemas más sensibles son el de los acuerdos con las mingas, transportadores, maestros y agricultores, todos incumplidos por el gobierno anterior y el de la producción de hojas de coca y de cocaína.

Lo de los indígenas parece haberse solucionado, al menos por ahora, gracias a la labor, entre otros, de la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, y el comisionado de Paz, doctor Ceballos. Los acuerdos son posibles y cumplibles. Y, por supuesto, ahora se viene en unos días otra protesta social que ojalá no acabe en bloqueos de las vías y actos violentos.

Otro tema que tiene y tendrá consecuencias es el de los cultivos de la coca, cuyas cifras se dispararon en los dos últimos años del gobierno de Santos. Eso, claro está, nos ha puesto como el primer país productor de cocaína en el mundo. Y las consecuencias no se han hecho esperar. Solo basta recordar las dos destempladas declaraciones del presidente Trump en contra de Duque. Que es un buen muchacho, pero que desde que asumió se incrementó el envío de cocaína en un 50 % a ese país. Y, peor aún, que Colombia está deliberadamente mandando criminales a los Estados Unidos. Qué declaraciones tan destempladas e inoportunas.

No en vano el embajador de Estados Unidos en Colombia ha fortalecido sus posiciones. No porque se haya reunido con congresistas o haya tratado de hacerlo con magistrados, pues ese es su oficio. Es porque sus posiciones frente al problema de la coca y la cocaína ciertamente son ahora mucho más fuertes. No lo he oído amenazando a nadie y entiendo que está defendiendo, como le toca, los intereses que representa. Pero no podemos ignorar que Colombia, desafortunadamente, ostenta el deshonroso primer lugar en el mundo en la producción de cocaína y punto.

Sin embargo preguntamos: ¿cómo el país con mayor inteligencia del mundo no puede detectar la cocaína y a los supuestos criminales que estamos enviando? ¿Acaso no hay complicidad de autoridades gringas? ¿Quiénes son los consumidores?

Bien que Duque le recordó a Trump que Colombia no necesita quien le trace su política internacional.

Duque tendrá que seguir adelante, con la sensatez y tranquilidad que lo han caracterizado, entendiendo que, incluso, debe tener cuidado con algunos de los congresistas del Centro Democrático que esta semana, como la rebelión de las ratas, lo abandonaron en el tema de las objeciones a la Ley Estatutaria de la JEP.

 

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