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Elecciones y lecciones desde Estados Unidos

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Luis Carvajal Basto
26 de octubre de 2020 - 03:00 a. m.
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Comenzando el 2020 las elecciones en Estados Unidos dictaban la agenda mundial, siendo luego desplazadas por el coronavirus que terminará definiéndolas, al poner en evidencia una errática gestión de la pandemia por parte de la administración Trump. Biden ganará en el voto popular, pero, aun con una cómoda ventaja en encuestas, probabilidades y apuestas, es más complejo predeterminar si alcanzará la Presidencia.

En ocho días se despejará en buena medida el horizonte global de la economía y el comercio, el medio ambiente, el orden mundial, la democracia e instituciones y mucho de la política. Se trata de un hecho positivo que reducirá la incertidumbre. Las elecciones transcurren, apenas, en el primer año de la pandemia y se han utilizado en ellas estrategias de polarización para las que el sistema democrático no estaba preparado.

Una mirada al pasado cuatrienio revela que el orden mundial, construido en la posguerra se deterioró en la era Trump. Los avances de la humanidad para resolver problemas globales, como el Acuerdo de París y la Organización Mundial de Comercio, esfuerzos de décadas, sintieron el impacto del proteccionismo. Aún quedan por establecer las consecuencias de la guerra comercial y el enfoque “nacional” de la administración Trump —un argumento electoral— en la pandemia.

Su perspectiva de recuperar el trabajo nacional, su más fuerte propuesta en 2016, le llevó a boicotear las reglas globales de comercio, renegociar el NAFTA y partir cobijas con la Unión Europea, históricos aliados de Estados Unidos, sin obtener reales beneficios. La guerra comercial con China ha perjudicado a las dos partes y al mundo, pero en su propio país la promesa de Trump —"América primero"— no se pudo cumplir: la balanza comercial de Estados Unidos ha empeorado en el periodo, al pasar de un negativo de -721,9 billones de euros en 2016 a -824,3 billones en 2019, un 14,5% peor. Su déficit fiscal, consecuente con la promesa de reducir impuestos, también empeoró al pasar de 4,27% del PIB en 2016 a 5,68% en 2018. Se trata de números y hechos.

La polarización, una deliberada estrategia que recaba los sentimientos y emociones más íntimos de la ciudadanía para manipular sus decisiones y conseguir réditos políticos, permitió a Trump desafiar en 2016 al “establecimiento”, al menos entre sus simpatizantes, y utilizarla para gobernar e intentar su reelección con un altísimo costo: su país se encuentra más dividido que nunca desde la guerra civil.

El populismo, una estrategia que busca y consigue atraer a los más débiles prometiendo la solución de sus carencias a cualquier costo para ganar elecciones y, a veces, gobernar, ha sido ejercido a fondo por el presidente Trump. Le ha permitido negar los fundamentos científicos en materias como el medio ambiente, la atención de la pandemia y hasta sus declaraciones de impuestos —matemática elemental— delante de todos sin que su electorado, una base inamovible del 42%, se pueda inmutar. Para ellos su líder y sus “verdades”, las cuales expone en unas redes sin el filtro ético y legal de medios acreditados, serán siempre superiores a la ciencia, los hechos y la realidad, un fenómeno que se puede explicar desde la sicología social, cuya utilización política es posible por la información hoy disponible en las redes, como lo demostraron el fenómeno de Cambridge Analytica en el origen del brexit y la anterior victoria de Trump.

A propósito de la conducta de los votantes y los resultados esperados, las encuestas, como en 2016, revelan ventaja del candidato demócrata, 51% - 43% en un promedio calificado, pero no consideran un hecho notorio ya estudiado: muchos de los electores de Trump son vergonzantes y no revelan a los encuestadores su secreta “verdad”. Por demás, el sistema electoral es caprichoso y puede dejar en manos de un pequeño núcleo de electores el resultado general, contradiciendo el voto popular, como ocurrió en Florida (28 votos en el Colegio Electoral) en el 2000. Los demócratas tienen experiencia; en el 2000 como en 2016 ganaron las elecciones, pero perdieron el gobierno. ¿Habrán aprendido? Deben tomarse en serio las advertencias del propio Trump en el sentido de objetar los resultados si pierde.

Lo que ocurre en las elecciones estadounidenses nos debe enseñar acerca de los riesgos del populismo, de izquierdas o derechas, y de la polarización como estrategias de comunicación política. Es inevitable recordar a Hitler que, en su momento, prometió salvar a su país y por poco acaba con el planeta.

@herejesyluis

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Luis(56775)26 de octubre de 2020 - 01:10 p. m.
Algo pasa con la humanidad, es increíble que un payaso evidente, como ese señor mentiroso y tiritero, logre convencer (según encuestas) a tan alto numero de ciudadanos.
Atenas(06773)26 de octubre de 2020 - 11:33 a. m.
Con todo, allí no está claro o despejado el ambiente.El rubicundo y errático Trump moviliza grandes fuerzas no predecibles, mientras Biden no cuaja con su electorado y los indecisos, dada su imagen bonachona y de abuelo, y entonces, K.Harris, será su salvación.
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