Equivocada política comercial

Armando Montenegro
13 de octubre de 2019 - 05:00 a. m.

Más allá de las cifras macroeconómicas y las discusiones de coyuntura, hay varias preguntas sobre el rumbo de la economía en el largo plazo que comienzan a ser debatidas por los economistas. Entre ellas se pueden mencionar el futuro de la producción de petróleo y los ingresos externos bajo escenarios de incorporación o rechazo de nuevas tecnologías de extracción del crudo; la reducción de la demanda de combustibles fósiles ante la entrada de vehículos eléctricos y la salida de algunas plantas térmicas en las próximas décadas; el impacto sobre el mercado de trabajo de la inteligencia artificial y robótica; la trayectoria del déficit de la balanza de pagos, y el volumen y la composición de la canasta de las exportaciones no tradicionales en los años por venir.

Con respecto a este último tema, el Banco de la República acaba de publicar un importante libro que recoge una serie de trabajos que cuestionan, de manera profunda, la política comercial colombiana y señalan su impacto negativo sobre la productividad, el crecimiento económico y la capacidad exportadora del país. El mensaje central, resumido en la introducción del exgerente general José Darío Uribe, es que Colombia nunca hizo bien su apertura comercial, pues si bien con una mano se redujeron los aranceles, con la otra se crearon barreras y bloqueos administrativos a las importaciones que terminaron dejando al país tan cerrado como antes. En su opinión, este es el origen del sesgo antiexportador de Colombia, el mismo que “no se puede solucionar con subsidios a las exportaciones ni con devaluaciones del peso”. Uribe concluye que “para diversificar su canasta exportadora, Colombia necesita integrarse de mejor manera a la economía mundial, y sólo podrá lograrlo en la medida en que abandone el proteccionismo desmedido de las últimas décadas”.

El mensaje central de este libro constituye un fuerte llamado de atención al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y a las demás autoridades económicas, pues los sindica de haber permitido o cohonestado durante muchos años, en contra de su naturaleza institucional, que se multiplicaran en forma masiva permisos, trámites superfluos y una variedad de obstáculos administrativos a las importaciones y exportaciones, a través de una serie de entidades y organismos que inciden en los costos del comercio exterior (y cualquiera puede concluir que lo peor es que una reorientación de la política comercial, como la que se requiere, no está hoy en la agenda de las autoridades).

El libro también analiza otros obstáculos al comercio exterior: los enormes costos inducidos por la deficiente red de transporte y las demoras y trabas al movimiento de mercancías en los puertos, aduanas y bodegas, los mismos que terminan creando una especie de oneroso arancel adicional sobre las importaciones y una fuerte reducción de la competitividad de las exportaciones. El trabajo publicado por el banco central también constituye una invitación a redoblar los esfuerzos para aumentar y agilizar las inversiones en las vías, revisar y aligerar la maraña de regulaciones y tramitología, e introducir una mayor competencia en los puertos y las redes de logística.

* Jorge García, Enrique Montes e Iader Giraldo. (2019). “Comercio exterior en Colombia: Política, instituciones, costos y resultados”. Bogotá, Banco de la República.

 

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