Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Fingida preocupación

01 de febrero de 2010 - 08:14 p. m.

El diario El Espectador (domingo, 31-01-10), en su ponderado editorial...

PUBLICIDAD

El diario El Espectador (domingo, 31-01-10), en su ponderado editorial sobre las alarmas provenientes de miembros del Gobierno, líderes partidistas y voceros de la sociedad civil, que ponen de presente una vez más los peligros que significan para la democracia colombiana —de cara a las elecciones de marzo— el uso de “mares de dinero” y los nexos entre partidos y actores armados, mafiosos o criminales, no duda igualmente en criticar con sobradas razones la doble moral del Gobierno, en el entendido de que la tímida y pasajera indignación gubernamental manifestada frente a estas prácticas mafiosas no le alcanzó para lograr ocultar las marrullas politiqueras que permitieron dar vía libre a las alianzas maquiavélicas en el Congreso que, una vez pasado el trámite de la reforma política, devinieron no sólo en el esperado rechazo de los filtros purificadores para los partidos (en su mayoría de la coalición uribista), sino que, por el contrario, permitieron acoger a los parapolíticos actualmente presos; hecho con el cual “quedó claro que las relaciones con ilegales son rentables electoralmente y, en general, quedan en la impunidad”, como lo expresa de manera escueta el editorialista.

De otra parte, y con referencia —y respeto— al párrafo final del citado editorial, en cuanto a que el camino que llevaría a detener las prácticas mafiosas de todos los pelambres será largo y tortuoso, “mientras la sociedad entera no se levante a recuperar el valor de la decencia en nuestra política”, es de suponer también que el primer paso a dar —desde ya— estaría representado en el rechazo contundente a lo que se avizora como el mayor peligro que, en forma taimada, acecha nuestra raquítica democracia: la reelección a perpetuidad del presidente Uribe.

 Ramón Francisco García S. Ocaña.

Autonomía del médico

En la consulta médica fenecen las prevenciones y se desnuda el cuerpo para interpretar las dolencias y contribuir a alivianar el alma de cada paciente; en este espacio íntimo, en donde interactúan dos personas, sin prevenciones y sin obstáculos, no deben existir ataduras externas que coarten la posibilidad de ofrecer una real solución y cumplir el objetivo que se pretende de curar el cuerpo para que defendamos la vida.

Read more!

En el sancocho de decretos que acaba de promulgar el Gobierno Nacional al amparo de la Emergencia Social, se hiere oficialmente la autonomía del médico y del profesional de la salud, se da la patente de corso para que en nombre de una fingida atención, se deslegitime la calidad, en aras de una ominoso deseo de nivelar a todos pero por lo bajo.

 José Normán Salazar G. Cali.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

Por undefined

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.