Notas de buhardilla

Guaidó

Ramiro Bejarano Guzmán
03 de marzo de 2019 - 05:00 a. m.

El presidente interino de Venezuela, el joven Juan Guaidó, sin duda es un valiente, pues no es fácil juramentarse como mandatario en la misma república de la que se apoderó el sátrapa de Nicolás Maduro, ni enfrentarse a sus siniestras fuerzas de inteligencia y de seguridad que controlan hasta el aire que allá todavía puede respirarse.

Aquí Guaidó era un desconocido, pero gracias a la intensa exposición mediática hoy es una figura continental a pesar de que no es un mandatario elegido popularmente. Los medios suelen ser así de caprichosos. Lo mismo hicieron cuando Chávez vino a Colombia ya siendo presidente y recibió unos periodistas en la residencia del embajador venezolano. Muchos salieron encantados con la verborrea de Chávez y hasta hubo algunos que elogiaron el indiscutible carisma de este chafarote aprendiz de estadista. De Chávez hoy no queda nada, a duras penas Maduro, Diosdado y una “caterva de vencejos”, como diría el poeta cartagenero Luis Carlos López.

Salvo por su arrojo, Guaidó todavía se ve bisoño en el manejo de lo público, y por eso los colombianos deberíamos mirarlo en su precisa dimensión antes de endiosarlo, como está ocurriendo.

Para empezar resultó bastante inquietante la vacilación del caraqueño ilustre, quien antes del concierto en Cúcuta era enemigo de la intervención militar en su país, pero luego de abrazarse con la más recalcitrante ultraderecha latinoamericana representada por Duque, Piñera, Almagro —el lagartazo secretario general de la OEA— y el paracaidista presidente del Paraguay que nadie sabe quién es, empezó a hablar de todas las formas posibles para rescatar a Venezuela. El viraje hacia la invasión militar fue notorio; lo que no se conoce, pero se presume, es la causa de ese cambio de planes. Todo indica que al llegar a Colombia lo alinearon en el discurso militarista y decidió montarse en esa aventura que, por el bien de su rutilante futuro político y de su país, ojalá no se concrete, porque cuando regrese la calma, lo cual ocurrirá no tan pronto como lo vaticinan Duque y Carlos Holmes, sus compatriotas no le perdonarían haber propiciado presencia militar extranjera en su territorio.

Lo que ha pasado desapercibido fue la aparición de Guaidó el día del concierto en la frontera en compañía de voceros del conservatismo y el Centro Democrático. Tal parece que profesa la misma ideología política de estas colectividades de derecha y amigas de las soluciones de fuerza. Los colombianos no podemos exigirle cuentas a Guaidó de lo que cree o no sobre el buen gobierno porque de eso tampoco sabe, pero los goditos y los uribistas deberían explicarle al país cuál es el alcance de esa alianza con el hombre de moda en Venezuela.

A pesar de las múltiples entrevistas que concedió Guaidó en su estancia en Bogotá, no fue posible que hablara sobre cuál es su opinión sobre las diferencias limítrofes con Colombia, porque no fue interrogado sobre un tema de tanto interés para nosotros y para los venezolanos. No se nos puede olvidar que hace un par de años, cuando se calentó el diferendo limítrofe, la oposición a Maduro en pleno, incluyendo a Henrique Capriles, Corina Machado, Jorge Luis Borges y todo el notablato del establecimiento mantuano, le ofreció respaldo al déspota que hoy con razón quieren tumbar.

Guaidó se propone regresar a su país, y es probable que cuando esta nota sea publicada, ya lo estemos viendo por televisión desafiando de nuevo la autoridad del tirano y fortaleciendo su imagen de hombre guapo y arrojado. Es difícil pensar que Maduro se atreva a detenerlo o asesinarlo, pero un hombre acorralado, a quien la única alternativa que le han ofrecido, entre otros el oportunista subpresidente Duque, es la de que renuncie y luego se vaya para la cárcel, es capaz de cualquier barbaridad.

Solo falta que tenga razón la vicepresidente y exprimera dama del Uruguay, Lucia Topolansky, cónyuge del expresidente Mujica, quien en su estilo lapidario dijo: “Es tan caribeño y tan estridente Maduro como Guaidó. Hay torpezas de los dos lados porque son iguales, son caribeños”.

Adenda. Invito a la comunidad externadista a leer la cuarta emisión del periódico virtual El Radical (www.elradical.info), órgano de los profesores independientes del Externado de Colombia.

notasdebuhardilla@hotmail.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar