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Imaginar el fracaso de la nación

Javier Ortiz
21 de enero de 2021 - 03:00 a. m.

Un libro puede convertirse en un clásico por muchos factores: por el rigor en el tratamiento del tema, por la lucidez de las ideas que discute, por el acercamiento pionero a contenidos no vistos o subestimados por la tradición escrituraria, por la vigencia de sus respuestas a pesar del avance del tiempo y, sin duda, por la buena escritura. Esta última condición es fundamental e insustituible en toda obra con tales aspiraciones. El fracaso de la nación y Fronteras imaginadas, los dos libros del historiador cartagenero Alfonso Múnera, llevan tres y dos ediciones respectivamente —las últimas, realizadas recientemente por el prestigioso sello Crítica de la editorial Planeta— y van camino a convertirse en clásicos. Y lo serán porque reúnen, sin excepción, todas las condiciones que acabo de mencionar y sobre todo por la que señalé al final: un excelente manejo del lenguaje.

Lo anterior no es un detalle menor. Estamos ante un gremio que, espoleado por un sistema de medición que convirtió la academia en una especie de guerra del centavo, se ha vuelto experto en poner, como gallinas de galpón, ingentes cantidades de artículos especializados publicados en revistas indexadas. Salvo excepciones, hay un carnaval de textos diseminados en un montón de revistas que esconden su falta de atención a la escritura en la supuesta rigurosidad o en la persecución de la quimera de la objetividad. Nadie los lee. No lo hacen los familiares de quienes aparecen en los créditos y ni siquiera los que fueron agregados como autores o autoras —a pesar de que no pusieron ni una coma— para acceder a los puntos de Colciencias y al incremento salarial que de allí se deriva. Todo esto ha llevado a la poca valoración del libro como el ejercicio necesario y reposado de las ideas. No sobra mencionar el escaso valor de estos en las mencionadas formas de medición oficiales.

Por fortuna, Alfonso Múnera nunca ha estado inscrito en la lucha febril por la publicación en revistas especializadas, pero sí escribe con pasión y rigor. El fracaso de la nación y Fronteras imaginadas —que deben leerse como uno— ponen en su justa dimensión el valor de las acciones y expectativas de los grupos tradicionalmente marginados, e interrogan hechos cruciales como los discursos fundacionales y el difícil proceso de inventar una nación sobre una tradición de dispersión e ilegalidad, para revelarnos su carácter problemático, sus negaciones y exclusiones, y el peso que todavía ejercen en el difícil presente colombiano.

En un país donde la tragedia no cesa y el desespero por arañar una veta de civilidad ha llevado a ejercicios de sumas inanes que contraponen los tiempos de paz y los tiempos de guerra en el siglo XIX —como si la violencia solo fuera disparar fusiles—, Alfonso nos invita a pensar los fracasos de la nación. Pero también, al final de un prólogo magistral —en esa conexión que el historiador nunca debe perder con el presente—, abre campo a la esperanza: “Quisiera acudir de nuevo a mi viejo optimismo: tenemos ya regados por el país a millones de jóvenes que comienzan a comportarse como verdaderos ciudadanos, es de esperar que superada esta tragedia reclamen un orden más justo y se liberen para siempre del poder de esas fronteras imaginadas, discutidas en mis libros, que siguen ahí, flotando de manera perniciosa en nuestras mentes”.

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Federico(14355)23 de enero de 2021 - 01:54 a. m.
Atendiendo su recomendación, compré y comencé a leer "Fronteras imaginadas". Empecé por el ensayo "Panamá la última frontera" y coincido con Usted en que el profesor Múnera ha hecho un aporte invaluable e imperecedero a nuestra historiografía, desmontando algunos mitos construidos desde las élites.
UJUD(9371)21 de enero de 2021 - 05:12 p. m.
Salgo a comprarlos y leerlos, gracias.
Atenas(06773)21 de enero de 2021 - 05:07 p. m.
¡Y quién habrá de leer toda esa literatura q' se regodea en las mismas! En aplicarse sólo y machacada/ en los efectos o síntomas, y las plausibles causas cuando se abordan lo son con evidente sesgo y resentimiento, hasta concluir en retórica barata q' determina rencores sociales. Y no es al dolor y a la queja q' nos debemos aplicar, sino al esfuerzo conjunto de primero el con qué yluego el pa qué
Jose(46118)21 de enero de 2021 - 03:38 p. m.
El Escritor Fernando Vallejo "El Irreverente" este Pais Colombia es una Mierda. y se fue a Vivir a México. Y estos otro que creen lo mismo o peor que una mierda , por que no se van para Cuba ,Venezuela. Lo mismo decía Don Nicolás Rodrigues Bautista " Gabino" y se paso a vivir a Cuba.
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