Indignados con un informe que no leyeron

Según nuestro indignado presidente, es “preocupante que poco se diga en ese reporte sobre las violaciones constantes a los derechos humanos por parte de grupos armados organizados como el Eln, los residuales, el clan del Golfo, los Pelusos, eso también ha debido quedar ahí”.

Además de desafortunada, la reacción del presidente Iván Duque ante el informe anual del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos está basada en afirmaciones que no son ciertas. El informe sí señala que diversos grupos emplearon “extrema violencia”. Lo hace de manera explícita, varias veces y casi que desde el comienzo.

No es que eso también haya debido quedar ahí: es que ahí quedó. Ahí está. Cualquiera lo puede leer. Es cuando menos preocupante que Duque no disponga de 20 minutos para leer entero un informe de 24 hojas que trata sobre la vida y la muerte de los ciudadanos que gobierna.

Es igual o más grave si por el contrario lo leyó completo y optó por responder con ataques infundados. Al Gobierno le están señalando de la manera más respetuosa posible (hasta le reconocen varias veces lo que se ha hecho bien y funciona) que el 2019 fue un año duro para los defensores de los derechos humanos, y la respuesta es que los encargados de vigilar no son imparciales. Es la misma estrategia de Uribe. Están sugiriendo que los derechos humanos son un nicho de oenegés aliadas con el terrorismo.

“Como lo hemos hecho siempre, con evidencia y con contundencia”: así se defenderán en donde sea necesario hacerlo, según Duque, y ya no sabe uno ni de qué es que está hablando. Ciertamente no es de la justicia penal, que se niega a colaborar; del mal uso de los militares para zanjar problemas menores que le competen a la policía, o de las 36 masacres ocurridas en el 2019: la cifra más alta desde el 2014.