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Infidelidades complejas

Mauricio Rubio
19 de noviembre de 2020 - 03:00 a. m.

Martín tiene la gama más amplia de intereses intelectuales que conozco. Ha acumulado varios de los doctorados disponibles en Bogotá. Con las mujeres le pasa algo parecido: le interesan todas. Y no quiere desprenderse de ninguna de las que se enamora.

Lo dejé de ver unos años y al volverlo a encontrar estaba casado y tenía una hija con Ángela. Además, estaba ennoviado con Liliana. Cada una sabía de la otra y Martín no ocultaba su arreglo: lo hacía público mostrando orgullosamente dos argollas en su anular. Ese doble compromiso nunca le impidió seguir haciendo levantes.

A Jorge lo conocí por Martín. Él también tiene inquietudes que van desde la etología hasta la filosofía moral, pasando por la inteligencia artificial. El flirteo y el romance eran temas recurrentes de nuestras charlas de almuerzo, adobados con selección sexual de las especies. Lo gracioso era que Martín usaba esas discusiones para legitimar sus impulsos mientras que Jorge les daba un sentido terapéutico. Le permitían prever que cualquier devaneo sería más efímero que su amor por Laura, su novia de varios años. Esas charlas eran un buen contraejemplo al error recurrente que explicar implica siempre justificar.

A diferencia de Arturo, otro amigo Casanova que trataba de reclutarme para el poliamor, Martín no hacía proselitismo ni con Jorge ni conmigo. Se acomodó a nuestra vocación de fidelidad, aunque ocasionalmente echara sus cuñas: “siempre hay que tener dos mujeres de respaldo. Jamás es bueno ofrecer monogamia que no nos han exigido: eso es ser lambón”.

Hace un par de años Ángela decidió volver a su ciudad natal, para instalarse allá con su hija. Estar lejos de ellas le dio duro a Martín, que siempre fue un padre dedicado. Decidió ir a acompañarlas en las fiestas navideñas. Liliana no debió quedar contenta con esa decisión, mucho menos cuando la estadía se prolongó por todo el mes de enero.

Al volver a Bogotá Martín encontró una insólita sorpresa: Liliana se había ennoviado con Valeria. “Me creía un experto en mujeres, pero jamás en mi vida había aprendido tanto sobre ellas” me confesó angustiado. “Lo único que tengo claro es que no quiero involucrarme con las dos. Fuera de eso, no tengo ni la menor idea qué va a pasar”.

El dilema que enfrentaba Martín no era menor, y así se lo expresó a Valeria en un cruce de correos que tuvieron después de un incidente que rozó los celos, cuando ellas dos planearon un viaje de fin de semana. Para Valeria, la situación tampoco era trivial. “Martín, mi manera de acercarme no loa Liliana no se desamarra de ti. Llegará el día que tú le pedirás que se aleje de mí y ella por amor a ti y respeto a mí lo haga”.

No se sabe qué decir ante una situación tan enredada. Mucho menos esbozar cualquier sugerencia o recomendación para alguno de los personajes envueltos. Antes de que Martín compartiera conmigo ese cruce de correos yo había alcanzado a pensar, recordando alguno de nuestros almuerzos darwinistas con Jorge, en los bonobos y en las particulares alianzas sexuales entre las hembras de esa promiscua especie de primates, que son las que les permiten neutralizar políticamente a los machos, polos opuestos de los dominantes chimpancés. También había imaginado que si hubiera más feministas abiertas a la etología y menos mojigatas, como Camille Paglia, ya habrían diseñado seminarios, talleres y cursos de “sexo y política” inspirados en las bonobos y no en las académicas de sociedades puritanas. Para mí es transparente, pues somos amigos cercanos hace años, que lo único que ha logrado poner a Martín a pensar en serio en la cuestión de la infidelidad es el romance de Liliana con Valeria. Que, además, como lo muestra el civilizado cruce de correos, tuvo la ventaja de no generar situaciones de celos masculinos algo que casi siempre termina con violencia.

Una amiga, cuya aversión a los cuernos parece grabada en las neuronas, no desaprovechó la oportunidad para sacar moraleja de la historia. “Nada más sencillo y factible que el arreglo monógamo tradicional con compromiso de fidelidad. Es la única forma de poder pensar en otras cosas”. Jorge coincidiría y aportaría para sustentar la conclusión varios estudios. Dándole vueltas al asunto, pienso que el paso que dio Liliana al ennoviarse con Valeria fue su manera de tomar una especie de seguro sentimental contra el recurrente coqueteo de Martín. Ante la realidad de un mercado de parejas que, con el tiempo, se reduce para ellas mientras que se amplía para ellos, siempre son útiles algunas medidas preventivas. Sobre todo cuando, crucial evento de la historia, Liliana quedó esperando un hijo de Martín. Tiempo después, me cuenta él, la madre de su segundo retoño “se agotó de su novia... Algunas mujeres son extremadamente cansonas”.

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Periscopio(2346)19 de noviembre de 2020 - 03:29 p. m.
La lealtad de la jauría uribista por su amo no es lealtad: es fidelidad canina.
  • Atenas(06773)19 de noviembre de 2020 - 04:56 p. m.
    Julio, tonto de capirote q' salta con sus torpes ideas de simple tramos cortos como corta es su inteligencia....estomacal.
  • Periscopio(2346)19 de noviembre de 2020 - 03:52 p. m.
    ....aunque muchos fieles devotos de Uribe lo siguen sólo con la esperanza de que su "mesías" les convierta el agua en aguardiente, así como convirtió el agua en vino.
Megas Alexandros(2475)19 de noviembre de 2020 - 03:12 p. m.
Ahora hace una columna de chismes. Señor Rubio, ya no diré que pega sus columnas con babas sino con veneno.
Oscar(5340)19 de noviembre de 2020 - 12:56 p. m.
Hay algo más que la oferta y la demanda, la leyes del mercado no explican todo, el asunto es más complejo, más humano !
Atenas(06773)19 de noviembre de 2020 - 12:49 p. m.
Y dos cosas infiero del tema hoy expuesto. Una, q' los J. Tenorios con quienes vos tanto almorzás, y sin dudas Adonis, son tamb. emperdenidos irresponsables, sin importarme con cuántas salgan, mas sí x ir preñando a otras no mejores ejemplares. Dos, q' bien merecen estos casos de las féminas progres todo su rechazo, pues tampoco se trata de ir abriendo piernas y quedar de una en embarazo. Invitame
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