¿Izquierda en la Casa Blanca?

Oscar Guardiola-Rivera
05 de febrero de 2020 - 02:00 a. m.

 

Hace menos de un año, Alexandria Ocasio-Cortez era prácticamente desconocida. Con veintiocho años, trabajaba sirviendo tequilas en un bar mientras participaba en la campaña de Bernie Sanders en Nueva York.

Meses más tarde, con el apoyo de Justice Democrats, un grupo de base que intentaba mejorar la calidad del debate político e introducir una perspectiva capaz de responder al ascenso de la ultraderecha populista de Donald Trump, lanzó su propia campaña en esa ciudad.

Desestimada por la prensa y su propio partido, Ocasio-Cortez sorprendió a todos al vencer a un candidato seguro. Desde entonces nadie ha tenido más impacto en la política estadounidense. Nadie, salvo el propio Bernie Sanders. Cuando se dice que en los Estados Unidos no caben el progresismo genuino ni la izquierda, debe recordarse que Sanders ha ganado elecciones a la alcaldía y el Congreso federal desde los 90, durante y después de la hegemonía reaganiana.

Si Sanders logra la nominación, y esta semana varias encuestas tras el debate en Iowa así lo predicen, podría derrotar a Trump. ¿Se imaginan lo que ello significaría no solo en ese país sino también en las Américas y el mundo? Una locura. Un candidato de izquierdas no puede ganar allí, dirán los escépticos. El Partido Demócrata no lo permitiría, afirman. No les falta razón.

Muchos creen que en el 2016 el establecimiento demócrata le arrebató la nominación a Sanders para enfrentar la centrista Hillary Clinton al populismo de Trump. Pero Clinton perdió. Hoy muchos piensan que solo un populista puede derrotar a otro, si proviene de la orilla contraria. Esta semana el Financial Times se pregunta por qué Sanders parece “indestructible”, tras sobrevivir a los ataques de Joe Biden, favorito del establecimiento, y Elizabeth Warren, candidata de compromiso. El propio Trump ha empezado a enfilar sus baterías en contra del senador de Vermont y la izquierda demócrata que representa junto a Ocasio-Cortez y Justice Democrats, entre otras. Si ellos comienzan a tomar en serio la posibilidad de Sanders en la Casa Blanca, nosotros también deberíamos hacerlo. Su ejemplo, y un posible triunfo de Sanders significarían un cambio radical, histórico, en la orientación de la política global.

Trump, los populistas de derechas, el centro y sus donantes billonarios están preocupados. ¿Por ello renuevan esfuerzos para apuntalar al fallido Guaidó en el sur del vecindario? Recordando a Martin Luther King, celebrado esta semana en los EE. UU., Ocasio-Cortez observó cuán absurdo es pensar que solo un “moderado” podría derrotar a Trump: proponer al electorado que nada va a cambiar no obtiene votos. Pase lo que pase, ella representa el futuro. Todo cambia, como decía el radical King.

 

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