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La baronesa electoral de la U y sus préstamos

Cecilia Orozco Tascón
18 de agosto de 2015 - 08:43 p. m.

EL SABIO DE LA U ROY BARRERAS pronunció las siguientes frases que deberían tallarse en piedra para que no nos olvidemos de ellas ni de él: “no podemos hacerles el juego a quienes quieren sacar de la contienda a una buena candidata por cuenta de investigaciones preliminares basadas en falsos testimonios”.

Y sentenció: “Creo en la inocencia de Dilian Francisca Toro”. El juez Barreras falló, así, a favor de la exsenadora “baronesa de Guacarí”, como la llaman sarcásticamente en el Valle del Cauca, aludiendo al impresionante nivel electoral que acumuló desde los comicios de 2006 al Congreso: 98.500 votos. Siendo, apenas, la segunda vez que se presentaba, Toro acumuló 16.000 votos más que José David Name; 25.000 más que el condenado parapolítico Luis Alberto Gil; 28.000 más que Roberto Gerlein y 32.000 más que Mario Uribe, todos estos antiguos reyes del clientelismo (por decir lo menos) en las urnas. Con este antecedente, entiende uno a Barreras en su cinismo pragmático: avaló, hace unos días, a su baronesa para ser la candidata de su partido a la Gobernación de ese departamento en octubre venidero, no pensando en la justicia que la investiga desde 2008, entre otros líos penales, por las supuestas relaciones de negocios de su empresa familiar —Ceiba Verde— con narcos o con parientes de estos. Él levantó la mano de Toro en señal de triunfo en el momento de su inscripción en la Registraduría de Cali, enfocado en el caudal electoral de la baronesa, caudal que ella incrementó en 2010 en 53.000 votos. Pero ¿cómo se produjo el fenómeno Toro?

Noticias Uno obtuvo siete pagarés suscritos el 17 de octubre de 2007 (10 días antes de los comicios para elegir mandatarios locales que gobernarían entre 2008 y 2011), entre la firma Ceiba Verde e igual número de aspirantes a las Alcaldías de Cartago, Buga, Candelaria, Zarzal, San Pedro, Yotoco y Bugalagrande. Según esos pagarés, la empresa de Toro y de su esposo Julio César Caicedo Zamorano, les prestó a los candidatos de tales municipios, entre $10 y $35 millones de pesos. Los deudores estamparon allí su firma y cédula y se comprometieron a devolverles el dinero a los Caicedo Toro un año después. Examinados los videos, fotografías y noticias de la época, todos recibieron, también, el apoyo político de la entonces presidenta del Senado. En la historia periodística consta que los avalados por Dilian Francisca Toro fueron investigados, sancionados o condenados posteriomente, varios por celebración indebida de contratos. No obstante, algunos de ellos hoy son de nuevo candidatos de la U.

Casualmente, en diciembre pasado, la Corte Suprema de Justicia cerró una de las investigaciones que adelanta contra la candidata de Roy Barreras, en un proceso por fraude electoral después de una denuncia contra ella por “corrupción y venta de votos”. Según su abogado Iván Cancino, “no se encontró ningún sustento” y los señalamientos contra su defendida provenían de “testigos falaces”: coincidencias entre Barreras y Cancino. Coincidencias favorables a la generosa exsenadora quien mediante su empresa particular presta dineros a sus candidatos días antes de las elecciones e incrementa al mismo tiemposu poder electoral, su influencia municipal y tal vez, su capacidad de controlar puestos y contratación pública. Así, ¿quién no va a ser la baronesa de los comicios regionales?

 

 

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