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A la caza de cristianos

Marcos Peckel
24 de enero de 2012 - 11:27 p. m.

Pareciera una reedición de la Roma preconstantina, cuando los primeros cristianos eran cazados y muertos por la turba a menos que se rindieran ante los dioses romanos.

En los últimos días, decenas de cristianos fueron asesinados en las regiones de Borno y Yobe, en Nigeria, varios de ellos al interior de sus iglesias. Centenares más han sido exterminados en la última década por grupos radicales islamistas en el norte del país.

La más populosa nación de África, con 160 millones de habitantes, es rica en petróleo, miembro de la OPEP, desigual como todas en el continente y en los índices de transparencia internacional no baja de las 10 más corruptas del mundo.

Nigeria está atravesada por esa gran falla georreligiosa que divide a varios países de África entre un norte musulmán y un sur cristiano, la que ya causó, entre otras, la división de Sudán en dos estados, musulmán al norte y cristiano al sur, después de años de violencia religiosa, además de enfrentamientos en Costa de Marfil y la trágica secesión de la Eritrea musulmana de la Etiopía cristiana.

Nigeria posee un largo historial de violencia religiosa y sectaria, incubada desde la creación de los estados nación en el continente, con fronteras artificiales fijadas por la repartija que hicieron las potencias europeas en la conferencia de Berlín de 1884 y que estalló con fuerza después de la independencia de Gran Bretaña, imperio que, en la retirada de sus vastas posesiones alrededor del planeta, dejó guerras, conflictos y sangre.

En Biafra, provincia de Nigeria, se desarrolló una de las más épicas conflagraciones africanas de los años sesenta. Fue tan terrible que Biafra se convirtió por muchos años en sinónimo de atrocidades, asesinatos, violaciones y otras abominaciones.

Boko Haram, la secta musulmana responsable de las masacres, fue fundada en 2002 en el norte del país, con el objetivo de crear un estado islámico basado en la sharia, reconstruir el califato de Sokoto destruido por los británicos, luchar contra la educación y valores occidentales y promover la yihad, guerra santa, contra el estado “infiel” de Nigeria. Hay también motivos de tipo económico y social que alimentan el conflicto religioso.

Las retaliaciones a las matanzas de cristianos no se han hecho esperar. En el sur del país ha habido atentados y quemas de mezquitas, aunque en menor escala que en el norte. Los cristianos también están siendo violentamente perseguidos en Irak, donde centenares han tenido que abandonar el país; en Malasia, donde varias iglesias han sido incendiadas, y los coptos, en Egipto, son víctimas de atentados por parte de radicales islamistas. Arrecian las guerras religiosas, pero esta vez son los cristianos los que están poniendo las víctimas.

 

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