A la derecha de la memoria

Daniel Emilio Rojas Castro
03 de septiembre de 2019 - 05:00 a. m.

Ahora viene el turno de la extrema derecha para interpretar la memoria.

La aspiración a acceder al poder municipal y regional ha hecho que partidos europeos como Vox (España), Reunión Nacional (el antiguo Frente Nacional, de Francia, cuya nueva sigla es RN) y la Liga del Norte (Italia) se alíen con partidos de centro o de centroderecha. La alianza que más se ha comentado entre los latinoamericanos es la que se negoció entre Vox y el Partido Popular español para gobernar Andalucía, pues no sólo les puso término a 36 años de gobierno socialista, sino que les permitió a dos partidos de centro tomar el control de la Junta de dicha comunidad autónoma (que alberga un número importante de inmigrantes latinoamericanos).

La estrategia de unión entre la extrema derecha y las diferentes sensibilidades políticas del centro ha dado bueno resultados: a la primera le ha permitido recoger los votos de una extrema izquierda exhausta e incapaz de mantenerse en el poder; al centro le ha facilitado conquistar varias entidades territoriales en el contexto del derrumbe del sistema tradicional de partidos. Esos beneficios inmediatos, sin embargo, no minimizan los riesgos. En el plano de la identidad política, la extrema derecha se enfrenta a una contradicción que no podrá resolver fácilmente, pues los principios que le habían permitido elevarse como una alternativa a las formaciones políticas tradicionales se están diluyendo frente al pragmatismo electoral. De hecho, la alianza centro-extrema derecha ha dividido las bases de esta última entre los partidarios de entrar al gobierno cueste lo que cueste y las fuerzas que exigen desplazarse aún más a la derecha para mantener una independencia ideológica frente al resto del espectro político. En ese conflicto entre pragmatismo e ideología entra el aspecto memorial.

Una versión derechizada de la memoria satisface las expectativas de un electorado de posturas radicales, sin necesidad de discutir o decidir sobre la reproducción asistida, el matrimonio de parejas del mismo sexo, la justicia fiscal, la inmigración o el mantenimiento de la zona euro, es decir, sobre temas que prueban la liberalidad de los centristas y que además de hacerle perder a la extrema derecha votantes, le valen el rechazo de los medios de comunicación. Las polémicas en torno a la permanencia de Franco en el Valle de los Caídos; el rechazo público de la AfD (Alternativa para Alemania, segunda en las elecciones regionales del domingo en Brandeburgo y Sajonia) al monumento berlinés del Holocausto o las marchas anuales de camisas negras en Predappio (pueblo natal de Mussolini), que cuentan con el respaldo de algunos miembros de la Liga, poseen un impacto mediático notorio que moviliza y organiza a los simpatizantes de la extrema derecha, pero no necesariamente obliga a sus líderes a entrar en conflicto con sus homólogos centristas.

No se trata de un problema completamente nuevo ni exclusivamente europeo. En prácticamente cada continente hay manifestaciones de un populismo de extrema derecha que asume posturas negacionistas y revisionistas —el uribismo colombiano o el erdoganismo turco son buenos ejemplos de ello—, y que al mismo tiempo establece alianzas con el centro. Pero la diferencia de lo que ocurre hoy tiene que ver con la apropiación global que está haciendo la extrema derecha de los problemas de la memoria, pues ese espacio del debate público se lo había reservado en buena medida la izquierda.

En el caso europeo, queda por saber hasta cuándo se podrá movilizar a los electores hablando del pasado (sin tocar otros puntos neurálgicos de las agendas nacionales, como la justicia fiscal) y hasta qué punto los gobiernos de España, Francia, Italia y Alemania tolerarán manifestaciones públicas que rememoran la estética y la simbología de los autoritarismos del siglo XX.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar