En medio del folclorismo con el que se está llevando a cabo la campaña de elección del Bolillo Gómez como técnico de la selección de Colombia, una noticia alentadora se presenta para el futuro de nuestro fútbol.
La visita de la comisión de la Fifa con el fin de revisar procesos, acompañar a la Federación de Fútbol, reunirse con el Gobierno y proponer soluciones para que esto mejore es lo mejor que nos puede pasar.
Creo que surtirá efecto esta asesoría por dos razones. La primera, porque fue la Federación misma la que la solicitó. La segunda, porque la Fifa invierte dinero en las diferentes asociaciones abonadas de cada país y ellos auditan su inversión, seguro que lo harán. Esta última es la más importante y supongo que por eso mismo trazarán las pautas para que el fútbol profesional se ponga en orden, que el Estatuto del Jugador sea del agrado de todas las partes y se pueda cumplir.
Que se ordene el tráfico de jugadores y que la formación de los mismos se desarrolle en aras de que el fútbol sea visto como un elemento gestor de paz más allá del negocio que pueda representar.
En otras palabras, que el fútbol en Colombia se legalice para que siga siendo negocio para los pocos que se lucran de él, pero que sea un escenario de supervivencia para todos sus protagonistas. Es todo lo que pedimos y queremos. Este ejercicio se llevó a cabo hace pocos meses en Bolivia y en Perú, y fue de alta relevancia, a partir de allí construyeron las bases de lo que ellos quieren que sea este deporte en sus países en el futuro.
Evo Morales se mostró muy participativo y entusiasmado al igual que su homólogo Alan García del Perú. El nuestro no se ha pronunciado al respecto.
En Colombia ha pasado inadvertida la noticia y no quiero pensar que no se aprovechará como se debe. Ojalá no sólo se pongan sobre el tapete los éxitos administrativos que no se han traducido en deportivos, sino que la Federación sea verdaderamente autocrítica, que el Gobierno muestre interés en sanear el fútbol, que inviten a la agremiación de futbolistas a expresar sus opiniones. De lo contrario, será un festival de almuerzos típicos colombianos en alguna sede del mítico restaurante Las Acacias, rodeados de aguardiente y chicharrón mientras los de la Fifa se irán encantados con la calidez y la hospitalidad de los colombianos quienes, si no se aprovecha la situación, seguiremos viendo cómo el deporte rey, el que recibe más inversión económica en el país, continúa en el sótano.