La Generala del Colón

Ahora, cuando se recuerdan los 125 años del Teatro Colón, hay que hacerle un homenaje a quien lo dirigió por muchos años y a quien solo vi una vez en mi vida. Se trataba de Cecilia Fernández de Soto, a quien se le conocía como la Generala del Colón. Era el año de 1967 y allí el grupo de teatro del Externado que dirigía Carlos José Reyes presentaba los cuentos de un escritor que acababa de publicar la que sería su obra cumbre, Cien años de soledad. Con un hermano tuvimos la fortuna de acompañarlo esa noche. Al entrar, en la puerta del teatro el dependiente indicó: “Este y este pueden entrar”, se refería a mi hermano y a mí, “pueden entrar porque tienen corbata, pero usted no —se dirigió a Gabo—, porque no tiene”.

Ante tamaña advertencia le tratamos de explicar al portero que quien no tenía corbata era el autor de la obra, que cómo no lo iba a dejar entrar. Pero el dependiente no accedía. Hicimos llamar a Carlos José Reyes quien, con varios de los actores, llegó con cinco o seis corbatas. Pero Gabo se resistió a ponerse ninguna. Mientras tanto el portero, con autoridad propia de su cargo —de corbata y de vestido azul de su uniforme—, nos pedía que nos apartáramos del sitio porque estábamos impidiendo el acceso del público.

“Puede venir el papa, pero la orden que tengo es que sin corbata nadie puede entrar”. (¡Qué tal, un papa con corbata!).

Reyes optó por llamar a la eterna directora del Colón, Cecilia Fernández de Soto, quien muerta de la rabia le dio paso al escritor, apartó al portero de su sitio, lo regañó y le anunció que lo iba a echar. Mientras tanto ella, la Generala del Colón, casi nos impidió el ingreso a los dos que lo acompañábamos, quienes aparte de boletas llevábamos corbata. Finalmente a todos nos ubicaron en un palco cerca del escenario.

Nunca supimos la suerte del portero que no hizo más que cumplir órdenes de la Generala.