Notas al vuelo

La historia negra, caballero

Gonzalo Silva Rivas
14 de agosto de 2019 - 05:00 a. m.

San Basilio de Palenque es un corregimiento pequeño, humilde, como tantos otros que existen en rincones alejados del país, pero tiene características particulares que marcan la diferencia. Es una auténtica réplica de un poblado africano, con sus costumbres todavía enraizadas, y empuña un reconocimiento que lo pone en la mira internacional. Es una Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, según la distinción otorgada por la Unesco en 2005.

Este pequeño pueblo surgió en el siglo XVII como un refugio de esclavos traídos de África que escaparon de sus perseguidores y formaron allí un reducto secreto protegido por palenques, desde donde salían para asaltar los barcos que con más esclavos llegaban a Cartagena para liberarlos y llevárselos a su refugio. Sus rutinarios ataques obligaron a la Corona española a declararles la libertad, en 1691, siendo este el primer asentamiento esclavo libre de América, conquista obtenida casi un siglo y medio antes de la independencia nacional.

Las ancestrales tradiciones africanas, que por algún momento parecieron caer en el olvido entre la población, se han recuperado en los últimos años, y como en ninguna otra parte de Colombia se reflejan en sus prácticas sociales, médicas y religiosas, en los ritos y costumbres, y en la gastronomía, la música y el lenguaje. Incluso, en las casas de bahareque, algo diezmadas por la colonización del cemento, y en las calles destapadas y polvorientas, que muchos habitantes se resisten a ver desaparecer por formar parte de su paisaje y de su tradición.

San Basilio de Palenque salió del anonimato hacia los años setenta del siglo pasado, gracias a su primer héroe nacional, Antonio Cervantes, Kid Pambelé, quien marcó historia al otorgarle al país el primer título mundial de boxeo. Detrás de él, los hermanos Ricardo y Prudencio Cardona, también se pusieron la faja de campeones del mundo en otras categorías. Pero el corregimiento no solo ha sido cuna de grandes boxeadores. También de actores del celuloide. Evaristo Márquez, otro cimarrón de estirpe, había sido coprotagonista, con Marlon Brando, de la película italiana, Queimada, producción que en 1969 circuló con éxito en el entramado hollywoodense.

Sin embargo, San Basilio también ha sido noticia por el espectro de la violencia desatada al final y comienzo de los últimos dos siglos, cuando los grupos criminales, guerrilleros, paramilitares y delincuencia común, se tomaron los Montes de María, una franja caribeña limítrofe secuestrada durante largo tiempo y desde donde se extendieron tentáculos del terror a las zonas aledañas, provocando masacres y desplazamientos. 

Localizado a menos de una hora y media de Cartagena por una carretera en buen estado, el corregimiento irrumpió como un espacio cultural único tras la declaratoria de la Unesco y desde entonces se proyecta como una alternativa de interés turístico, una actividad que, sin embargo, sigue siendo incipiente en materia de planeación, pese a que ya recibe un generoso volumen de turistas anual cercano a las veinte mil personas, en su mayoría extranjeros.

Conservar las tradiciones y abrirse al turismo es una empresa que adelantan varios líderes locales, como los consejeros Nuno Bembelé y Primitivo Pérez, y el operador Tayler Miranda, comprometidos en la tarea de convocar a las instancias gubernamentales en busca de apoyo. Una de las propuestas es la conversión del corregimiento en Municipio Especial para empezar a darle forma a proyectos de desarrollo que permitan sacudirlo de la pobreza.

El turismo se percibe como herramienta estratégica para generar empleo y obtener ingresos, pero para lograr el cometido se necesita una participación activa del Estado, con planeación y promoción adecuadas, a fin de organizar la actividad y redistribuir réditos a toda la comunidad, compuesta por cerca de 4 mil habitantes. En la actualidad, son pocos los beneficiarios locales de esta industria, que tiene en este típico palenque un surtidor de atractivos muy particular, con altas posibilidades de encajar dentro del portafolio internacional.

San Basilio de Palenque recoge y proyecta el espíritu africano en América y resulta un excelente aliado de la amurallada Cartagena de indias, con la que tiene tanta memoria compartida. Su título de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad no es gratuito. Está reflejado en ese oasis africano de cultura y tradiciones enclavado en el Caribe colombiano, pues como dijera el inolvidable Joe Arroyo en una de sus canciones es “la historia nuestra; la historia negra, caballero”. Y el turismo podría darle su empujón a esta olvidada comunidad para que  termine la “esclavitud perpetua”, la misma que se inició “en los años mil seiscientos”.

gsilvarivas@gmail.com

@Gsilvar5

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