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El 1 de octubre el Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo inició una transmisión digital de la obra clásica china “El Rey Mono crea caos en el cielo”, una de las piezas de Ópera de Pekin más famosas por lo colorido de su vestuario y los despliegues de artes marciales; al día siguiente ya tenía casi 150.000 reproducciones. El 2 de octubre a las 8 pm Señal Colombia emitió una gran gala con artistas chinos y colombianos en una transmisión simultánea con China. El 3 de octubre la obra del Rey Mono fue puesta en escena virtualmente para el Festival Internacional de Teatro del Caribe.
No es la primera vez que grandes eventos culturales chinos cautivan a los colombianos. En 1992 la obra del Rey Mono se puso en escena en el Festival Internacional de Teatro de Bogotá y su éxito fue tal, que la antigua carpa de la Calle 82 continuó exhibiéndola por dos semanas. En 2006 el Museo Nacional de Colombia expuso unas piezas del famoso ejército de terracota con el título de “El ejército inmortal”, que al cabo de tres meses había recibido más de 220 mil visitantes, doblando a la que hasta entonces era la exhibición más visitada del Museo Nacional, una sobre Picasso. Al ejército inmortal acudieron visitantes de otras ciudades de Colombia que alquilaron buses solo para ver la magnífica reproducción del ejército de Qin Shihuang de la que cada soldado y caballo es diferente al otro.
Hace tres semanas se hizo un concurso de chino mandarín y cultura china con estudiantes de secundaria, cuyo primer premio fue una beca completa para la concursante ganadora, una talentosa joven de Medellín que interpretó el Hu Lusi, un instrumento tradicional chino, y que empezó a estudiar chino por casualidad, cuando acompañó a una amiga a sus clases; “esa fue mi primera clase de chino, nunca pensé que desde ese día tendría un vínculo indisoluble con China” dijo en su discurso. La ganadora, que quiere ser médica, garantizó su educación superior gracias a saber hablar chino. Y esto es solo octubre. Vienen concursos de pintura y video corto y muchos eventos más en los que China muestra los altísimos niveles de su civilización y las manifestaciones más modernas de su cultura.
En el campo académico, además de los cursos de mandarín por los institutos Confucio y muchas otras entidades y organizaciones, China tiene el programa de becas de más alcance del mundo, con cerca de 450 mil becas. De estas, Colombia no alcanza 100 y ha habido años en que los cupos ofrecidos se pierden, fundamentalmente por falta de difusión y exceso de centralización de la entidad colombiana que debe buscar el uso completo de la oferta china, el ICETEX, aunque hay que reconocer que en 2020 la tendencia cambió radicalmente gracias a una campaña de difusión que hicieron las embajadas de China y Colombia entre universidades y en las regiones.
El programa bilateral de intercambio educativo ha sido el más importante desde el establecimiento de relaciones y adquiere cada vez más peso. Hay dos razones: la primera, la oferta en áreas técnicas y creativas ligadas a la “economía naranja”; la segunda, que China está ampliando la oferta a STEM. Son dos campos en los que Colombia está interesada en fomentar la transferencia de conocimiento. La formación de científicos y técnicos a través de programas de becas es quizás la forma más barata de transferir conocimiento de una sociedad líder en ciencia y tecnología a otra que la necesita con urgencia.
En otras oportunidades he mencionado la importancia que tiene para Colombia profundizar su relación con China y llevarla del nivel básico en que se encuentra, al nivel de asociación estratégica. Estas categorías no son palabras vacías, implican indicadores bastante precisos en varios campos como el diálogo político, la relación económica, el intercambio educativo cultural y la cooperación internacional. Hay cientos de análisis extranjeros y documentos chinos que explican el concepto y su desarrollo, confluyendo usualmente en una percepción: la asociación estratégica hace parte de una formulación china de política exterior para el mundo multipolar.
En una dimensión diferente a la geopolítica, el despliegue del trabajo cultural de China en el mundo, del que vemos afortunadamente un capítulo colombiano con la serie de eventos y actividades señaladas, hace parte de la identidad de una civilización que se desarrolló gracias al intercambio con otras culturas, que creció en constante innovación y transformación desde hace miles de años, por eso suele conjugar con éxito la fuerza de la tradición con una civilización de vanguardia.
El trabajo cultural también responde a una intuición: todas las prevenciones de los extranjeros ante China, reforzadas cuando se lanzan campañas de desprestigio y ataque a los chinos, duran hasta que la gente realmente la conoce. En ese momento se produce un efecto transformador como el que describe la estudiante de secundaria ganadora del concurso Puente Chino: se crean vínculos indisolubles con China. El Tao Te King dice que “el que sabe atar no emplea nudos ni cuerdas, pero es imposible desatar lo que él unió”. Por eso China se da a conocer en el mundo e invita a cientos de miles de extranjeros a su casa con el programa de becas y cientos de proyectos culturales porque sabe que su civilización y cultura tienen un poder de atracción que disuelve todas las prevenciones que anidan en el desconocimiento de lo que se habla.
En un mundo en el que hay fuerzas enormes que elevan murallas por todas partes y quieren usar todos los recursos de su poderío para anular las diferencias y homogenizarlo, la visión china es necesaria porque es más conducente a la paz y el equilibrio en las relaciones internacionales, en riesgo precisamente por el hegemonismo y la política de fuerza unilateral que ha prevalecido en el mundo a lo largo del siglo XX.
Los buenos resultados que ha dejado para Colombia el intercambio cultural y académico con China son un buen punto de partida para explicar por qué es importante preservar el diálogo político y fortalecer el intercambio económico en todas sus dimensiones. El trabajo armonioso en los tres campos puede finalmente dar resultados para que la relación se lleve al nivel de asociación estratégica y ponernos a tono en nuestra relación con China respecto de los demás países latinoamericanos, algunos de los cuales ya tienen niveles superiores de relacionamiento.
Hay que traer más grupos culturales chinos, hay que ampliar el programa de becas y llevarlo con más éxito a las regiones, tener una porción mayor de la enorme oferta de becas de China en el mundo, hay que hacer más concursos culturales y competencias de conocimiento. Si en un aspecto es claro el significado concreto de construir una relación “gana-gana” es precisamente el intercambio cultural y académico.
El punto al que ha llegado el intercambio educativo y cultural nos da una perspectiva del significado y el efectivo positivo de llevar las relaciones bilaterales con nuestro segundo socio comercial, del nivel básico en el que se encuentran, al siguiente, esto es una asociación estratégica.