La muerte de Fabio González

Manuel Drezner
27 de noviembre de 2011 - 11:00 p. m.

Muy poca atención hubo en la prensa ante la reciente muerte de uno de los principales compositores colombianos, Fabio González Zuleta, quien falleció a la edad de 91 años.

Eso se agrega a muchas de las injusticias que sufrió en vida, como cuando lo olvidaron al cumplir ochenta años para unirlo al grupo de colombianos importantes de la misma edad que en ese entonces recibió una condecoración especial del Gobierno.

Aunque un derrame cerebral le impidió por muchos años continuar componiendo, lo que alcanzó a producir forma un monumento básico dentro de la llamada música clásica en el país. Pocos músicos supieron unir como él las grandes tradiciones del pasado con una búsqueda incesante por el progreso basado en la evolución y no en la revolución. Las creaciones de Fabio González Zuleta mostraron a un artista investigativo, innovador y de una curiosidad musical que lo convirtieron en un creador de envergadura y originalidad. Dentro de sus logros está el histórico de haber sido el primer compositor colombiano que hizo música electrónica y que además incursionó en el serialismo, pero a modo de investigador de los elementos del arte musical. Hizo igualmente música para cine y para ballet y su catálogo, en su totalidad, es algo impresionante.

Pero no sólo contribuyó al desarrollo del arte musical con sus composiciones sino como un activo promotor de actividades que tenían que ver con aquél. En especial, como director del Conservatorio hizo la transición definitiva de la escuela elemental de música que había sido hasta ese entonces a una entidad universitaria con todas las de la ley. Dentro de esa labor didáctica (donde fue maestro de muchos importantes músicos colombianos de hoy) fundó además un centro de investigaciones folclóricas y creó el primer departamento de ópera que hubo en Colombia. Este fue el semillero de muchos de los importantes cantantes colombianos que después mostraron que en Colombia se podía hacer ópera con colombianos, lección que lamentablemente se ha olvidado, no sólo por que a los nacionales los ignoran, sino porque en las escasas ocasiones que los usan les imponen condiciones económicas humillantes que no les piden a los extranjeros.

Con la muerte de Fabio González desaparece uno de los grandes artistas del país. Ojalá lo recuerden como se merece, con ediciones e interpretaciones de sus obras.

 

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