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La política exterior en la campaña presidencial

Arlene B. Tickner
31 de marzo de 2010 - 02:52 a. m.

Tradicionalmente, los temas de política exterior no han tenido un papel preponderante en las campañas electorales en Colombia.

La falta de interés, conocimiento e información por parte de la población se traduce en actitudes neutras acerca de las relaciones internacionales, con lo cual la influencia de éstas sobre los patrones de votación es casi nula. Además, los electores tienden a concentrar su atención en aquellos problemas que tienen implicaciones directas para su vida cotidiana y bienestar material, entre ellos el desempleo, la salud, la educación y la seguridad, los cuales suelen verse bajo un lente exclusivamente nacional. Sería inimaginable que en Colombia las elecciones se convirtieran alguna vez en un referendo sobre la política exterior, como ha ocurrido esporádicamente en otras latitudes (por ejemplo, Estados Unidos con la guerra en Irak). De allí que los esfuerzos de los candidatos presidenciales por marcar diferencias en sus agendas programáticas no se concentren nunca en los desafíos que enfrenta el país en el orden mundial, sino en asuntos locales que son percibidos como importantes por los votantes y que pueden incidir en su intención de voto.

La contienda presidencial de 2010 no se escapa de esta tendencia, aunque llamó la atención que lo internacional ocupará un lugar visible dentro del primer debate televisado, sobre todo por las preguntas formuladas por expertos extranjeros. De los seis candidatos que están registrando en las encuestas, hasta ahora solamente dos —Sergio Fajardo y Rafael Pardo— tienen propuestas escritas (aunque poco divulgadas) que pueden ser consultadas en sus páginas web. Las declaraciones de otros sugieren que la supuesta complicidad de Chávez con las Farc será el plato único de su programa internacional, lo cual obedece más a un cálculo electoral que una reflexión seria sobre las necesidades del país en política exterior.

Los electores conocen a los candidatos presidenciales principalmente a través de la información que presentan los medios de comunicación sobre los programas de gobierno de cada contendor. Por ello, el aprendizaje que tiene el electorado sobre las diferentes propuestas de los candidatos es directamente proporcional a la cobertura que los medios dan a ellas, lo cual sugiere que éstos ejercen una influencia considerable sobre los términos del debate electoral. En una coyuntura en la cual los principales derroteros de Colombia en un sinnúmero de temas —entre ellos seguridad, comercio, narcotráfico, derechos humanos, migraciones y medio ambiente— atraviesan lo internacional, las propuestas de los aspirantes a la Presidencia deben tener, obligatoriamente, un fuerte componente externo. El país enfrenta un momento crítico en política exterior, uno de los ámbitos en los cuales el balance del gobierno Uribe no es nada positivo. Entre los temas que deberían preocupar a los votantes, y que sugieren la necesidad de un mayor debate público en esta campaña presidencial, se incluyen las difíciles relaciones con Venezuela, el cambio en la relación con Estados Unidos, el desgaste de la “guerra contra las drogas” y el distanciamiento de América del Sur. ¿Qué proponen los distintos candidatos al respecto? Mis próximas columnas intentarán dar respuesta a esta pregunta.

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