La trama macabra de un matoneo a la prensa libre

Cecilia Orozco Tascón
21 de noviembre de 2018 - 08:35 a. m.

“No acepto diálogos privados sobre casos oficiales”, decía, con dramatismo teatral, el fiscal general, Néstor Humberto Martínez, mientras acercaba su teléfono a la cámara de Caracol Televisión poniendo, de frente, la pantalla de su móvil. Sucedió durante la gran entrevista que el director de los informativos de ese medio, Juan Roberto Vargas, le hizo al funcionario por la grave crisis que se desató cuando Noticias Uno reveló, primero, y El Espectador, días después, el contenido de unas grabaciones que dejó, como testimonio de su inocencia, el fallecido ingeniero Jorge Enrique Pizano. Este, víctima visible más reciente de un sistema político corrompido que acapara el poder del Estado y que impone, cambia y vuelve a imponer, de acuerdo a sus intereses, a ciertos personajes en los cargos de mayor responsabilidad del Estado sin importar su condición moral, también quiso exponer la conciencia laxa de quien escuchaba, fresco, sus graves denuncias sobre los delitos que se estaban cometiendo en el consorcio dominado por Odebrecht, la multinacional que llevó la corrupción a su máxima expresión continental.

Sin embargo, Martínez, en una racha de mala suerte o, mejor, de cuentas de cobro que la vida le debe estar pasando, exhibió en su pantalla no su inocencia, sino un indicio de su presunta participación en el matoneo desatado en redes sociales que se inició a partir de ese momento, a Noticias Uno; a su directora, quien escribe estas líneas, y a cuantos representen un peligro para su entramado. Cuando la cámara toma la imagen del celular, entra una llamada identificada como “Yamhure”. Coincide ese apellido con el de un individuo que ha hecho fama —mala fama—, antes en medios tradicionales y ahora en redes sociales, por armar campañas de desprestigio con falsedades que tienen como objeto confundir a la opinión pública para favorecer a los que tienen mucho por ocultar. ¿Todo un fiscal general en contacto con individuos de esa categoría? Fiel a su carácter, Martínez explicó que él “habla con los periodistas”. ¡Vaya! Darle ese mérito profesional a la persona que fue despedida de este diario por razones que un funcionario judicial debería recordar es, por lo menos, preocupante. El matoneo creció en la medida en que el respaldo a Martínez ha ido disminuyendo. El grupo sórdido que ha estado en esa tarea baja pretende desprestigiar al mensajero, como si con ello también desprestigiara el mensaje que descubre el mundo también sórdido de los macronegocios del país. La línea de tiempo del bullying es clara:

El lunes 12 de noviembre, Noticias Uno publica la parte más relevante de una de las conversaciones del ingeniero Pizano con el abogado Martínez. El 14, Juan Roberto Vargas se apunta un éxito con su entrevista al fiscal. Ese es el día en que la persona Yamhure llama al fiscal. El jueves 15 se me acerca un reportero en una ceremonia y me advierte que me van a hacer un montaje por haber expuesto las grabaciones. El viernes 16, El Espectador publica la segunda conversación con Martínez Neira sobre las denuncias por los movimientos de dinero presuntamente delictivos que encontró Pizano en el consorcio Ruta del Sol II. En la tarde de ese viernes, El Espectador, Semana y Noticias Uno publican la totalidad de las grabaciones en sus páginas web. El sábado 17, el mismo sujeto que tiene línea directa con el fiscal y otro individuo de las alcantarillas virtuales publican, muy de mañana, sendos trinos en que hablan de “ataques coordinados… y conspiraciones contra el fiscal general”. El domingo 18 amanece otro trino, esta vez contra @CeciliaOrozcoT y @NoticiasUno. Se afirma, allí, con un llamativo “atención” que “hay evidencia de que se alteraron las grabaciones” y añade la amenaza de que se nos podrían imputar delitos. ¿Quién lo haría?: la Fiscalía de Martínez Neira, por supuesto.

No me preocupé por cuanto las grabaciones estaban a la vista, escucha y lectura de las audiencias de los tres medios, con dos días de anticipación: la “denuncia” de los criminales virtuales se caía por el peso de la evidencia contraria. Pero el lunes 19, hace dos días, se comunicó conmigo un conocido periodista, fuerte defensor de la gestión de Martínez Neira y con quien yo no charlaba hacía meses. Me contó que la familia Pizano lo buscó para pedirle asesoría de medios. Consultó mi opinión y se la di: aislarse y contratar psiquiatras y psicólogos para apoyar su salud mental. Ese día, se entregó un comunicado sin firma responsable, proveniente, según se dijo, de las señoras Pizano: “modificación de las grabaciones… no sigue los deseos de Jorge Enrique”, dice el escrito y añade afirmaciones sorprendentes a favor del fiscal que amargó el último año de sus vidas: “(cuando él grabó a Martínez Neira) jamás tuvo el objetivo de encontrar… el detrimento de un servidor público… manifestamos nuestra confianza en la investigación que adelanta la Fiscalía”. La respetable familia, cuyo dolor seguramente sí fue manipulado, recibió la asesoría errada, no sé de quién. En contraste, transcribo apartes no publicados del último mensaje del ingeniero tristemente fallecido a mi celular: “… ya le llegará la hora a NHMN quien con LACSA y un sector político manejan todo a su antojo”; “se lo advertí (facturas sin soporte) no solo al Grupo Aval sino a su abogado NHMN… pero Aval no hizo nada”; “nadie había hablado de mis declaraciones… permíteme, dejaron con el c… al aire a Odebrecht, a Sarmiento y a NHM…”. Este es el mensaje real, por encima de las consejas, que envió la víctima central de los que “manejan todo a su antojo”. Respeto por las Pizano. Respeto por quienes tenemos una trayectoria profesional limpia, muy larga ya, que habla por nosotros. No necesitamos defensa aunque con estos montajes... Pero no nos asustamos. Seguiremos informando.

* Esta columnista denunció penalmente, por injuria y calumnia, al individuo Ernesto Yamhure hace dos años, nueve meses. El proceso avanzaba en la Fiscalía pero duerme, quietecito, en los anaqueles de una fiscalía local a partir de, o en coincidencia con, el momento en que se posesionó el doctor Martínez. Si se puede, estoy lista a retirarla, motivo falta de garantías.

 

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