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La última factura, sin IVA

Pablo Felipe Robledo
24 de junio de 2020 - 06:52 p. m.

Es importante que se incentiven las compras a través de exoneraciones de IVA, pues el consumidor puede así adquirir ciertos bienes a menor precio, al paso que el empresario, que vive de vender, tiene la posibilidad de percibir ingresos, rotar inventarios y mantener el empleo. Obviamente, no soy ajeno al debate sobre si es o no una forma adecuada de gastarse $1 billón en impuestos, o si hay una manera más inteligente de irrigar beneficios económicos a la población más necesitada. Me gustan otras.

Lo que nadie entiende es la máxima estupidez y la mínima cordura en el actuar del gobierno Duque, de algunos empresarios y de muchos ciudadanos en el pasado día sin IVA, en el que “todos a una, como en Fuenteovejuna”, conspiraron a favor del coronavirus.

El Gobierno cometió una estupidez histórica que le traerá como lastre el que se le impute a esa jornada ser la causante del contagio y muerte de miles de personas. Lo anterior, debido al torpe diseño del día sin IVA en plena pandemia, en donde el principal horror —más que un error— fue permitir las ventas presenciales, en vez de limitarlas a las virtuales, cuando, entre otras cosas, estaba prohibido pagar en efectivo.

Fue evidente que algunos empresarios no implementaron en debida forma las medidas de distanciamiento social y, por ende, les es atribuible el fracaso de la jornada y sus consecuencias. Les pudo más el afán de vender que el de velar por la salud de sus clientes y de la sociedad.

Ni que hablar de los ciudadanos. ¡Qué falta de entender lo que está ocurriendo! ¡Qué irresponsabilidad! O no saben ni dónde están parados, o es que en verdad lo que quieren es contagiarse. ¿O será que la gente cree que el coronavirus sí mata, pero siempre al vecino? No entiende uno.

Al final, lo cierto es que el principal culpable es el Gobierno, así Duque quiera evadir el tema y vender el éxito de lo que fue un fracaso. El Gobierno no actuó con inteligencia. Improvisación e irresponsabilidad, las características de la jornada.

En un trino pregunté al Gobierno: “¿En qué otro país se ha efectuado una jornada de un día de no impuestos (tax, IVA, etc.) con ventas presenciales en plena pandemia y camino al pico epidemiológico?”. Obviamente, no me han contestado, pues una cosa así, sin duda, debe ser invento criollo. Por eso somos hoy motivo de burla en el mundo.

A hoy, no hay vacuna ni para el coronavirus ni para la estupidez. Y cuando eso coincide, la factura del día sin IVA bien podría ser la última en la vida de muchos colombianos. “Gracias”, presidente Duque, pero ese día sin IVA no era necesario.

 

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