La última oportunidad

Luis Carlos Vélez
25 de junio de 2018 - 06:30 a. m.

Si Iván Duque no hace un buen gobierno, Colombia elegirá en cuatro años a un exponente del Socialismo del Siglo XXI. El nuevo presidente tendrá que trabajar para darle duros golpes a la corrupción, tender lazos con la oposición, empujar la economía y ajustar el proceso de paz. Solo así conquistará las mentes y corazones de los más de ocho millones de colombianos que no votaron por él. Todo esto, actuando con independencia, pero sin alienar al expresidente Uribe, quien innegablemente jugó un papel fundamental en su campaña. Complejo.

En el tema de la corrupción, el presidente electo deberá continuar con la despolitización y depuración de los entes de control para que sus acciones no solo parezcan independientes, sino que también lo sean. En resumen: a quien le caiga el guante que se lo chante.

En términos del manejo de la oposición, será determinante su manejo conciliador y lejano del tono beligerante que su contraparte ya demostró en campaña. El presidente electo deberá encontrar canales comunicantes con el eje Petro-Fajardo-verdes e identificar puntos comunes para establecer un acuerdo en lo fundamental que le permita gobernar sin tener que enfrentarse a la llamada resistencia que plantean. Un país bloqueado con manifestaciones, paros y enfrentamientos con el Esmad no le conviene a nadie. Para desactivar esa bomba en cuenta regresiva en los departamentos donde perdió en las elecciones y se concentra gran parte de la problemática del orden público nacional, el nuevo mandatario deberá nombrar un gerente con dientes para actuar y empezar a cumplir los acuerdos que en el pasado se han logrado, pero también ignorado, con líderes sociales y comunidades indígenas.

Sobre la economía, el nuevo mandatario conoce muy bien Washington y es percibido con buenos ojos por Wall Street. Esto, sumado a un posible aumento en los precios del petróleo en el mediano plazo, podría significar un importante viento de cola para que Colombia vuelva a ser imán de inversión extranjera de calidad que permita adelantar proyectos que beneficien a la nación en el largo plazo. Nuestra nación puede ser “hub” turístico, de manufactura y servicios, como lo son México e India, no solamente para EE.UU. sino para toda Europa.

Sobre el proceso de paz, Iván Duque sabe que no puede hacer trizas el Acuerdo. Tiene en sus manos hacerlo cumplir a cabalidad, lo que incluye romper de tajo los conejos que actualmente le quieren hacer tanto las Farc como el Gobierno. Se debe poner fin ya al manoseo de la institucionalidad para sacar adelante proyectos personales.

Y por último. Apreciado doctor Duque, no herede odios ni amores. Usted es un hombre joven con energía y decencia. Demuestre que puede hacer la tarea que ni nuestros abuelos ni padres pudieron completar. Por su generación, que también es la mía y la de más del 70 % de los colombianos, mucha suerte, señor presidente.

 

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