La Universidad Nacional de Colombia: un proyecto de inclusión y diversidad

Dolly Montoya Castaño
03 de agosto de 2019 - 01:00 a. m.

La Universidad Nacional de Colombia, principal casa de estudios de los colombianos, es sin duda una de las instituciones que desde sus orginenes se ha constituido en un espacio de convivencia en la pluralidad que sin distingo de raza, género, religión o ideología logra recoger la diversidad étnica y cultural de nuestro país. Además de la calidad de sus investigaciones y el impacto que alcanza sobre el desarrollo de los territorios y las comunidades, la Universidad es reconocida como un centro de encuentro de todo tipo de formas de sentir, pensar y hacer. Hoy quiero compartir con los lectores algunas de las características que hacen de nuestra Universidad Nacional una institución inclusiva, diversa y multicultural.

Recordemos que en sus inicios, a mediados del siglo XIX, la Universidad Nacional de Colombia tuvo la misión fundamental de aportar en la unidad de una nación joven que experimentaba constantes guerras civiles. La Universidad Nacional acogió desde el principio a jovenes estudiantes de cada uno de los nueve Estados que por aquella época conformaban los Estados Unidos de Colombia. Por mandato del Congreso, la Universidad disponía de una buena cantidad de becas para recibir en Bogotá a estudiantes de todas las regiones del país sin excepción. Algo de lo que aún hoy estamos orgullosos, pues tan solo en pregrado contamos con estudiantes procedentes de 843 municipios, que representan el 76% del total de ellos en el país. Así, con la misma lógica de nuestros inicios, los 54.027 estudiantes de la Universidad Nacional vienen de cada uno de los 32 departamentos de Colombia.

A finales de 1910, la Universidad Nacional le ortorgó el titulo de ingeniero a un joven cartagenero de apellido Marrugo, quien se convirtió en el primer ingeniero de raza negra del país. Hoy resaltamos como en nuestra población de estudiantes es el Departamento de Nariño quien con el 21% concentra el mayor número de estudiantes matriculados como población afrocolombiana. De otra parte, en el marco de los programas especiales de admisión la Universidad acoge actualmente a cerca de 600 estudiantes como mejores bachilleres de municipios pobres y a más de mil integrantes de comunidades indígenas que representan a cerca de 40 etnias indígenas de 102 poblaciones. Así, hoy la Universidad Nacional de Colombia cuenta con estudiantes arahuacos, kankuamos, ticunas, emberas, uitotos, pastos, pijaos, entre muchos otros que contribuyen desde sus saberes al crecimiento en la diversidad que promueve la Universidad.

De los estudiantes de pregrado que suman 44.308, el 86% de ellos corresponden a los estratos socioeconómicos 1, 2 y 3. Y un 11% del total de los estudiantes de la Universidad Nacional corresponden a programas de admisión especial, que reúnen a estudiantes procedentes de comunidades indígenas, mejores bachilleres y mejores bachilleres de municipios pobres, población afrocolombiana y víctimas del conflicto armado interno. El 35% de estos últimos proceden del Departamento de Antioquía.

En el marco del programa de admisión especial y movilidad académica enfocado en atraer a la Universidad a los jóvenes de las regiones más apartadas de nuestro país contamos, a 2018, con 2.344 estudiantes beneficiarios. Arauca, Putumayo, Nariño, Casanare, Amazonas, el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Guaviare, la región del Sumapaz, Vaupés y Caldas configuran el top 10 de los departamentos y regiones de procedencia de nuestros estudiantes que ingresan por esta modalidad de admisión.

Es claro que no basta solo con lograr que los jóvenes de las regiones y poblaciones más vulnerables ingresen a la Universidad, es necesario devolverlos a sus territorios y familias siendo profesionales, así, la Institución asume el reto de brindar el más integral acompañamiento que nuestras capacidades nos permitan. Esto se expresa, en términos académicos, al nivelar a nuestros estudiantes recién admitidos en competencias y habilidades que por sus contextos y por sus procesos de educación básica y secundaria no han adquirido previamente y que son indispensables para aprovechar su paso por la universidad. Adicionalmente, este acompañamiento se refleja en brindar a los estudiantes las herramientas y condiciones psicológicas y socioeconómicas necesarias para que puedan estudiar. Por ello y, aun cuando la ley solo exige el 2%, la Universidad dedica el 11% de su presupuesto de funcionamiento al bienestar universitario. Solo para el caso de 2018 el presupuesto de bienestar universitario fue de $82.370 millones, destinados a brindar apoyos alimentarios, de alojamiento, transporte, subsidio económico y préstamo estudiantil, que junto a la atención psicosocial y la promoción y fomento de la cultura, la recreación y el deporte configuran ese marco integral de bienestar.

Además, es bien conocido que fue en la Universidad Nacional de Colombia donde se admitió por primera vez en la historia del país a una mujer para estudiar una carrera universitaria. Gerda Westendorp Restrepo, en 1935 inició sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad. Muchos años después sería una de nuestras más importantes profesoras en el área de la literatura. Y ya desde 1921 la Universidad Nacional cotaba con la maestra Elvira Pardo, docente de piano, como prinera profesora universitaria del país.

Hemos sido pioneros y seguimos avanzando en la superación de las inequidades por motivos de género, hoy la proporción de hombres y mujeres en la composición del pregrado se ha reducido, ubicándose en 60% y 40% respectivamente, y en posgrado las mujeres ya son el 48%, respecto al 52% de los estudiantes hombres. En nuestro personal administrativo se invierte esta relación, presentándose una proporción de 52% mujeres y 48% hombres. De otra parte, en el cuerpo docente, si bien se ha reducido la desproporción, producto de la naturaleza misma de la función y los largos procesos que implican el cambio, hemos tenido un proceso más lento, por lo que actualmente la relación es de 70% de hombres respecto al 30% de docentes mujeres.

Parte de la estructura social contemporánea, normaliza la idea del sacrifico social, considerando natural que unos tengan mayores opciones, posibilidades u oportunidades que otros. La Universidad Nacional de Colombia no acepta dicha idea, y como proyecto cultural, científico y colectivo de la nación sabemos de nuestra responsabilidad ante el país y cada una de sus comunidades. Somos un espacio de convivencia plural y de construcción multicultural. Es en la diversidad de creencias, opiniones, intereses, preferencias, razas, étnias, culturas, orientación sexual e identidad de género en donde se encuentra nuestra fortaleza, como universidad y como país.

* Rectora, Universidad Nacional de Colombia.

@DollyMontoyaUN

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