La verdadera paz es que se respeten los acuerdos.
Es que se respeten la verdad, la reparación y la no repetición.
Es que las víctimas sean la prioridad.
Es que los violadores oigan el relato de sus víctimas.
Es que se cumplan las audiencias sin excusas.
Es que los que lo vuelvan a hacer sean castigados.
Es que se pueda hablar del tema sin dividirnos entre supuestos paramilitares y guerrilleros.
Es que los trámites de ley se hagan respetando la Constitución.
Es plantear soluciones sin acudir a las vías de hecho.
Es conversar sin hacerse la víctima.
Es dialogar dispuestos a escuchar sin dogmas o agendas políticas.
Es no destruir el Estado para reemplazarlo convenientemente.
Es tener humildad para mejorar.
Es entender que el perdón lo está haciendo la sociedad a las Farc y no al contrario.
Es respetar la democracia, lo que incluye la Carta Magna, la división de poderes y las votaciones.
Es entender que lo que hagamos hoy será parámetro para mañana.
Es saber que es mejor conversar que matarnos.