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La consulta encara el deterioro de las condiciones laborales

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Germán Camilo Prieto
19 de mayo de 2025 - 05:00 a. m.
"Nada impide que, después de esta reforma laboral, se pueda presentar otra que busque generar empleo": Germán Camilo Prieto.
"Nada impide que, después de esta reforma laboral, se pueda presentar otra que busque generar empleo": Germán Camilo Prieto.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga
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En respuesta al editorial del 1 de mayo de 2025. titulado “Lo que no encara la consulta”.

Algo esencial que se debe señalar sobre su editorial del pasado 1 de mayo es que la reforma laboral que la Comisión Séptima del Senado se negó a debatir, y de cuyo contenido se derivaron las preguntas de la consulta popular que presentó el Gobierno, no busca generar empleo, sino mejorar las condiciones laborales de una buena porción de los trabajadores formales de Colombia. Y, aun cuando esto pueda sonar desacertado, debe tenerse en cuenta que las reformas legislativas (y políticas) no deben concebirse como remedios totales que puedan resolver todos los problemas en un solo paquete, sino que es más sensato –y seguramente eficiente– distribuir la solución de los problemas en varias reformas, tal y como nos lo ha mostrado el tortuoso camino de la reforma a la salud.

En efecto, la reforma laboral del gobierno Uribe (Ley 789 de 2002) sí buscó generar más empleo, y como bien lo señala su editorial, su éxito en tal sentido fue más que cuestionable. Desafortunadamente, se tiende a pensar que toda reforma laboral debe perentoriamente buscar la generación de empleo, pero claramente no es ese el caso: la reforma laboral del actual Gobierno –y en la cual se centraba la consulta popular– busca mejorar las condiciones laborales de buena parte de los trabajadores formales, sobre todo de aquellos que trabajan horas extra, días festivos y con contratos temporales de prestación de servicios, condiciones que fueron deterioradas significativamente por la reforma de Uribe.

Señala su editorial que la consulta presentada en abril no encaraba la necesidad de generar empleo para los 2,5 millones de personas que lo están buscando. Siendo la relevancia de tal fin indiscutible, debemos preguntarnos: ¿sería aceptable procurar la generación de empleo en condiciones de pauperización laboral para esos nuevos trabajadores? ¿Es acaso justo preservar las ominosas condiciones actuales con el propósito de generar nuevos empleos? ¿O acaso que no se pierdan empleos, según lo han advertido los críticos de la actual reforma?

John M. Keynes, ciertamente uno de los más brillantes economistas de la historia moderna, demostró con suficiencia empírica la importancia del consumo para incentivar la demanda agregada de la economía, para lo cual es indispensable que el salario de los trabajadores (que son la mayoría de los consumidores) se mantenga en niveles que permitan dicho consumo. Esto no tiene que ver solo con salarios suficientes, sino también estables. Así, deteriorar las condiciones laborales reduciendo el pago de horas extra e incrementando la inestabilidad laboral tiene efectos directos sobre esa capacidad de consumo. Nada impide que, después de esta reforma laboral, se pueda presentar otra que busque generar empleo. La actual, revivida hace poco por la plenaria del Senado de la República, busca mejorar las condiciones de los trabajadores existentes, y, en plena línea con una de las recomendaciones de su editorial, el presente gobierno aprobó el CONPES 4129 de la política de reindustrialización, el cual ofrece varias rutas para incentivar la creación de empleo en el sector industrial.

* Profesor de Economía Política Internacional de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá). Exdirector de Integración Económica del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia.

Por Germán Camilo Prieto

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Dairo Elías González Quiroz(65983)19 de mayo de 2025 - 07:34 a. m.
¡Buena antieditorial!, muy bien a El Espectador por publicarla.
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